Cambiemos, kirchnerismo y el PJ: incertidumbre en la política por Bolsonaro
Los resultados electorales en Brasil sorprendieron a todo el arco político argentino. Los comicios en el país vecino servían de experimento para establecer comparaciones con el caso argentino, que presenta similitudes y diferencias. Las tres fuerzas políticas principales -Cambiemos, el kirchnerismo y el PJ- sacan conclusiones de la importante victoria del ultraderechista Jair Bolsonaro sobre el candidato bendecido por Lula da Silva del PT, Fernando Haddad.
La victoria de Bolsonaro fue contundente, pero el tercer candidato más votado, Ciro Gomes, anunció desde el escenario que haría fuerza por Fernando Haddad, más afín a sus ideas. Aunque resulta improbable, si el 12,5% de sus votos se traspasan al abanderado de Lula, la contienda quedaría en 46 a 42 a favor de Bolsonaro. Eso sí, también faltan repartir los votos del otro candidato de la derecha, Gerardo Alckmin, quien sacó 4,8%, cantidad que, de ir a parar a Bolsonaro, lo convertirían a éste en presidente electo a fines de este mes.
A priori, el recuento de votos parece fortalecer las expectativas de Cambiemos para el año electoral. Siendo la fuerza política más ubicada a la derecha en el espectro ideológico, el partido de Mauricio Macri observa en el recuento de votos en Brasil un importante retroceso de los partidos de centro izquierda que gobernaron durante más o menos una década en la región. De todos modos, algunos advierten que no hay margen para comparar a Macri, que arrastrará cuatro años de desgaste en el poder, con Bolsonaro, una cara nueva para la investidura presidencial.
Aunque Bolsonaro no era el candidato preferido por Macri, el presidente argentino ya habla con el gran ganador de la primera vuelta brasileña, que quedó a cuatro puntos de evitar el balotaje, pero deberá enfrentarse mano a mano con Haddad para quedarse con la silla presidencial. El primer mandatario argentino no quiere jugarse por ningún candidato, tal como hizo con Hillary Clinton cuando resultó perdedora frente a Donald Trump.
En lo económico, una eventual presidencia de Bolsonaro podría traer complicaciones. El rumbo que tomaría Brasil es, ante todo, incierto. El candidato del PSL prometió muchas reformas, pero tendrá minorías en las cámaras del Congreso, lo que hará que no le sea sencillo implementarlas, sobre todo las más impopulares, como la reforma laboral y tributaria para imantar inversiones.
Si logra llevar adelante cambios bruscos en la estructura laboral y tributaria -en suma, lo que Macri intentó hacer en Argentina pero no logró por el derroche político que surgió de la reforma previsional-, la flexibilización podría convertir a Brasil en la economía favorita de las inversiones extranjeras, sobre todo si se suma, además, que tiene una volatilidad cambiaria mucho menor. Otra lectura posible, y es la que hace el empresariado argentino, es que con Bolsonaro se recuperarán las exportaciones a Brasil.
En las semanas previas al hecho, las elecciones en Brasil eran una prueba de fuego para el kirchnerismo, que trazaba paralelismos entre los dos líderes de la centroizquierda de la región, Lula da Silva y Cristina Kirchner, ambos embarrados por causas de corrupción de una justicia que sus adheridos consideran viciada e ilegítima.
Lula lideró durante semanas los rankings de intención de voto de Brasil. Preso e incapacitado de presentarse, se convirtió en abanderado de Haddad, que logró convencer a un cuarto del electorado en menos de un mes, cantidad importante pero insuficiente. El resultado arroja una conclusión contrafáctica que remarcaron algunos kirchneristas: Haddad no pudo sumar tanto como lo hubiera hecho Lula. La hipótesis sirve a los que quieren que sea la propia Cristina Kirchner quien encabece la boleta presidencial en 2019 y desacredita a los que busquen que la senadora designe a un abanderado que se quede con su piso pero no herede su techo.
El PJ dirigido por el cuarteto integrado por Miguel Ángel Pichetto, Sergio Massa, Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey también prestó atención a los resultados brasileños. Una conclusión surge de los comicios: la ancha avenida del medio fue finalmente bastante más estrecha de lo que algunos candidatos brasileños pensaban.
La grieta se plasma en toda la región y potencia los bipartidismo incluso entre partidos ubicados en polos ideológicos, que obligan al electorado a inclinarse por una de las dos facciones para que no gane la otra. Es la gran apuesta tanto de Macri como de Cristina para el año que viene: apuntar a la polarización y que la tercera fuerza le robe sólo al contrincante.