Desde diciembre de 2015, la amenaza latente de la supuesta ingobernabilidad viene golpeando fuerte. En nombre de garantizar el normal funcionamiento de las instituciones, se hicieron concesiones que llevaron, en muchos casos, a dejar de lado intereses provinciales, políticos y económicos.

¿A cambio de qué? El costo político que están pagando parece elevado: no es fácil el escenario para legisladores nacionales después de haber apoyado la Reforma Previsional, como el de los gobernadores que deberán incrementar impuestos provinciales para compensar lo firmado en el Pacto Fiscal, y el de la oposición en su conjunto, que quedó absolutamente desdibujada como tal.

La falsa teoría de la (in)gobernabilidad se renueva cada vez que los gobiernos toman medidas que golpean en la cara -y los derechos- del pueblo.

La falsa teoría de la gobernabilidad no es nueva, pero se renueva cada vez que los gobiernos toman medidas que golpean en la cara -y los derechos- del pueblo, y los Estados provinciales se ven obligados a acompañarlas bajo la presión de la quita de fondos nacionales.

¿Cómo seguirá ahora el panorama político? ¿Los gobernadores de la oposición seguirán manejando la voluntad de los senadores y diputados? ¿O comenzarán a percibirse los diferentes intereses en juego?

El discurso de gobernabilidad y la presión en las cámaras

Como todo año no electoral, este período no es ajeno a los nuevos armados de cara a un 2019 que, hasta ahora, resulta un tanto lejano e impredecible para algunos, pero bastante seguro y cercano para los que saben exactamente a dónde quieren llegar.

Se seguirán haciendo listas con los amigos y amigas de la Casa Rosada que cooperan con la gobernabilidad o será necesario un cambio de estrategia que siga garantizándole al Presidente el terreno liberado a sus intenciones.