A horas de que venza el decreto presidencial que contiene las últimas restricciones por la segunda ola de coronavirus, el presidente Alberto Fernández prepara una extensión de las medidas con algunos cambios. Dichas modificaciones fueron consensuadas ayer en una reunión virtual con gobernadores. Entre ellos, el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, quien mostró intenciones de  bajarle el tono al conflicto con el oficialismo al afirmar que acatará las decisiones que se tomen. Un paño frío entre Nación y Ciudad que deja un mensaje: a nadie le sirvió la guerra desatada hace dos semanas. 

Uno de los datos concluyentes del cónclave fue el de mantener las prohibiciones que rigen desde el viernes 16 de abril sobre las reuniones sociales, los eventos en lugares cerrados y la circulación nocturna. La idea a futuro es reforzar los controles ya existentes. Entre el jueves y el viernes Fernández evaluará, además, posibles cierres totales para los fines de semana y una ampliación del horario del toque de queda, que actualmente es entre las 20 y las 6 de la mañana del día siguiente. 

Lo cierto es que, al menos por ahora, se evitará a toda costa un regreso a Fase 1, entendiendo que la curva de contagios se estabilizó. Las autoridades entienden, entonces, que las restricciones dieron resultado. De todas formas, con un piso actual de más de 20 mil casos por día, nadie le esquiva a la posibilidad de un cerrojo similar al de 2020, pero prefieren guardar esa carta para más entrado el invierno. 

Esta vez, a diferencia del último decreto, el Presidente diagramó un escenario de diálogo y consenso, en pos de evitar críticas por decisiones solitarias o inconsultas. Sin embargo, la paz es frágil, y en las próximas horas podría sufrir un revés. La Corte Suprema espera la opinión de la Procuración General de la Nación sobre el conflicto por las clases presenciales en la Ciudad de Buenos Aires. Luego, deberá dar la última palabra al respecto. Lo que salga de allí condicionará buena parte de la relación entre el gobierno porteño, que defiende la presencialidad, y el nacional, que por ahora la rechaza. 

“Estamos preocupados pero es cierto que las medidas del gobierno nacional están dando resultados. Las medidas que impulsaste vienen bajando la circulación de transporte público y de particulares”, le dijo Larreta al Presidente. "Si seguimos en meseta es un desastre, hay que reducir los casos. Hay que aplanar urgente la curva. La secuencia se viene repitiendo de manual: arranca la Ciudad, sigue en el AMBA y después el interior de la provincia, con el agravante de cepas más contagiosas y letales", agregó Kicillof.

Además de los mencionados Larreta y Kicillof, conversaron con Fernández nueve gobernadores más. Juan Schiaretti, de Córdoba; Mariano Arcioni, de Chubut; Sergio Ziliotto, de La Pampa; Omar Gutiérrez, de Neuquén; Rodolfo Suárez, de Mendoza; Arabela Carreras, de Río Negro; Alicia Kirchner, de Santa Cruz; Omar Perotti, de Santa Fe, Alberto Rodríguez Saá, de San Luis; y Gustavo Melella, de Tierra del Fuego.