El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó hoy el desembolso de US$10.870 millones que el Gobierno argentino esperaba expectante para poder transitar la campaña electoral con relativa tranquilidad. Sin embargo, como en oportunidades anteriores, el organismo le exigió al Ejecutivo un ajuste mayor de las cuentas públicas.

La decisión de aprobar el desembolso se tomó luego de que el Directorio Ejecutivo del Fondo concluyera la revisión de la evolución económica de Argentina en el marco del acuerdo stand-by a 36 meses aprobado el 20 de junio del año pasado. 

Al término de la reunión, la directora gerente, Christine Lagarde, dijo que "las políticas de las autoridades que sustentan el acuerdo respaldado por el FMI están dando fruto" y destacó que "el elevado déficit fiscal y en cuenta corriente —dos grandes vulnerabilidades que condujeron a la crisis financiera el año pasado— están disminuyendo".

Además, aunque advirtió que "la actividad económica se contrajo en 2018", remarcó que "hay indicios de que la recesión ha tocado fondo, y se espera una recuperación gradual en los próximos trimestres". No obstante, dejó en claro que el organismo ve con malos ojos que "la inflación sigue siendo elevada" y que "las expectativas inflacionarias están aumentando". "La inercia inflacionaria resulta difícil de quebrar", señaló Lagarde.

Pese a que elogió el plan de Mauricio Macri (sostuvo que "el Gobierno argentino dio muestra de su determinación" para cumplir con las metas) la jefa del Fondo pidió más ajuste: "A la luz de un nivel inferior al esperado del ingreso tributario en el primer semestre del año, será crítico actuar continuamente con prudencia en la ejecución de los planes de gasto y tomar otras medidas para incrementar los ingresos fiscales a fin que la posición fiscal de 2019 llegue al balance primario. Es necesario redoblar los esfuerzos por mejorar el marco fiscal a mediano plazo y la gestión de deuda".

Por su parte, desde el oficialismo se ilusionan pensando en octubre. Aunque continúa la volatilidad del tipo de cambio y se profundiza el difícil panorama fiscal, la adjudicación del monto es traducida puertas adentro como una clara muestra de confianza del FMI, como aliado político, frente al cumplimiento del Gobierno.

Pero la incertidumbre y los nervios, continúan. Los analistas piensan en el escenario electoral y se enfocan en el indicador clave: el Riesgo País. El que mide el banco JP Morgan, pasó de posicionarse en 420 puntos básicos en abril de 2018 a rondar en los 780 en el mismo mes de este año.

Desde la Rosada aseguran que no los preocupa porque hay una economía abierta, pero algunas agencias como la calificadora Fitch, aseguran que los riesgos para el crédito de todos los sectores económicos de Argentina continuarán hasta el 2020.

La inquietud crecerá a medida que se acerquen las elecciones, cuando se evalúe el comportamiento del Gabinete y se posicionen otras fuerzas. Aunque los indicadores financieros negativos son directamente un gesto a la política de Cambiemos, esta semana los mercados mostraron algo de calma.