La salida de Luis Caputo del Banco Central fue sorpresiva por un conjunto de cosas que exceden a su desempeño en la entidad monetaria. Amigo del presidente Mauricio Macri, tomó el timón financiero en plena crisis, navegó por el triángulo de las Bermudas de los mercados y no salió indemne. En su paso por el BCRA, vendió 14 mil millones de dólares -casi el total del primer adelanto del préstamo del FMI- y aún así el peso se devaluó cerca de 40%.

En una analogía burlona, algunos compararon el desempeño del "Messi de las finanzas” con el del astro del Barcelona: dos que rinden más en el extranjero que en su propia tierra. Sin embargo, su partida del BCRA mientras que Macri estaba en Estados Unidos pidiendo nuevas inversiones y abrochando el acuerdo de renegociación del préstamo del FMI sí fue, como mínimo, sorpresiva.

En torno a su renuncia se esgrimieron varias especulaciones. Que eligió un buen momento por la nula actividad bancaria durante el paro general; que estaba previsto que haga un paso al costado antes de que se terminase de cerrar el nuevo acuerdo con la entidad que preside Christine Lagarde, a quien parece que no le gustaba nada la velocidad en la que Caputo dilapidaba las divisas del préstamo ni la idea de dejar el Banco Central en manos de un trader de los mercados; o que Caputo, en plena y creciente tensión con Dujovne, eligió renunciar con ese "timing” para apuñalar por la espalda a un Gobierno que ya lo había abandonado bajo las órdenes del Fondo.

En tanto, ni siquiera los medios internacionales -que, en temas económicos, suelen aportar una mirada más libre de prejuicios que los locales- lograron anticipar la respuesta de los mercados. Con editoriales catastróficas y metáforas del Titanic, se quedaron con los primeros minutos después de la renuncia de Caputo, en los que los bonos y las acciones argentinas se desplomaban en Wall Street y el dólar subía dos pesos. Para el final de la jornada, todas las notas publicadas en el exterior habían quedado viejas: el tipo de cambio recortó su suba inicial a 80 centavos, los bonos y las acciones terminaron subiendo y algunas hasta siete puntos porcentuales, todo mientras los bonos brasileños caían.

El bajo nivel de entendimiento de lo que está pasando se refleja en lo referido al titular del palacio de Hacienda. Hace un mes, Dujovne estaba, para muchos economistas, en la cuerda floja del equipo amarillo. Le habían ofrecido su cargo a Carlos Melconian y era cuestión de días para que ex compañero de Carlos Pagni abandonara el barco del cambio. Ahora, el nuevo presidente del Banco Central, Guido Sandleris, le responde directamente a él y todas las carteras de la economía responden a sus órdenes. Caso similar el de Marcos Peña, que evita micrófonos pero parece no haber perdido peso en la Casa Rosada.

Aunque tal vez el liderazgo de Dujovne se deba a que es el economista que eligen desde el Fondo para administrar la crisis, nadie adelantó que el ministro quedaría empoderado luego de estos meses difíciles. Este martes, anunciará el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario. Cabe esperar cómo digerirán los mercados los nuevos cambios en el esquema económico, cuál será la política que tome Sandleris con el dólar (o la que el FMI le exija que tome). Por ahora, el saldo de Macri en Estados Unidos fue más positivo que negativo.