Un escándalo que tiene en vilo a China podría repercutir en la Argentina y en varios países emergentes, debido a su potencial impacto en la economía del gigante asiático. Es que la empresa inmobiliaria Evergrande está en un riesgo de colapso tal que amenaza con recortar la proyección de crecimiento chino para el 2023 y 2024: el multimillonario fundador de la compañía tiene una deuda de USD 300.000 millones, equivalente al 60% del Producto Bruto de la Argentina. 

Esta situación es seguida de cerca por el sector agroindustrial argentino, ya que si China desacelera su crecimiento podría demandar menos materias primas o “commodities”, en una actualidad en la que la Argentina necesita recuperar todo el terreno perdido por la sequía. Las exportaciones de la agroindustria representan la mitad de lo que el país le vende al mundo, sumado a que China es una gran destinataria de ello, sobre todo de carne y soja. 

El país exportó a la república asiática más de USD 350 millones en agosto de este año, es decir el 10% del total de las ventas al exterior en ese período, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). La perspectiva oficial es duplicar el nivel de exportaciones en 2024 y alcanzar los USD 7.900 millones que se habían tenido en 2022, antes de las pérdidas que generó la falta de agua en los cultivos argentinos.

Sin embargo, ahora China enfrenta sus propios desequilibrios económicos, que ponen en la cuerda floja las previsiones locales: el magnate Hui Ka Yan se encuentra bajo control policial en un lugar desconocido por presuntos delitos financieros, mientras Evergrande va en caída libre.

El fundador de la inmobiliaria podría afrontar una larga condena, ya que el Partido Comunista lo acusa de diversas maniobras ilegales. La compañía, en tanto, emitió un comunicado en el que señala que su dueño “ha sido sometido a medidas obligatorias de conformidad con la ley debido a sospechas de delitos”.

¿Quién es Hui Ka Yan?

El millonario de 64 años es un hombre que viene del campo y desarrolló una exitosa carrera empresarial. Hijo de un leñador, perdió a su madre cuando tenía solamente ocho meses de vida. Hui fue criado por su padre y su abuela, quien vendía vinagre casero. 

En 2017, Hui dio un discurso en el que reveló que durante su infancia se alimentaba de boniato y pan: “Mi mayor deseo era salir del campo, encontrar un trabajo y poder comer mejor”.

En su juventud, trabajó en una empresa de acero en el sur de China, en la que fue ascendiendo lentamente, hasta convertirse en gerente general. 

En 1992, decidió dejar su trabajo para mudarse a la ciudad china de Shenzhen, donde fue a probar suerte como vendedor de acero y se fue asentando en una compañía  estatal. 

Cuatro años más tarde, decidió fundar Shenzhen Evergrande, dedicada a la construcción masiva de viviendas. Tras el éxito logrado, en 2008 la firma salió a bolsa en Hong Kong y en 2017 se convirtió en el hombre más rico de China

Durante estos años, Hui amplió sus inversiones: compró un equipo de fútbol (el Guangzhou Evergrande) y se involucró en los sectores de los vehículos eléctricos, el agua embotellada y el turismo, entre otras industrias.

No solo se hizo famoso en el país por su fortuna, sino también por llevar un estilo de vida excéntrico y ostentoso. La prensa china lo caracteriza como el representante de una nueva generación de empresarios que, a diferencia de sus antecesores, no tiene problemas en mostrar su riqueza.

Sus conexiones políticas

"Todo lo de Evergrande viene dado por el Partido, el Estado y la sociedad", ha manifestado Hui Ka Yan, quien se caracteriza por haber manifestado en diversas ocasiones su fidelidad al Partido Comunista de China

Hui ha sido miembro del Partido Comunista de China durante más de tres décadas y no ha perdido oportunidades para expresar su lealtad política.

"Sin la reforma y la apertura del país, Evergrande no sería lo que es hoy", dijo el empresario hace unos años. "Todo lo de Evergrande viene dado por el Partido, el Estado y la sociedad", agregó.

Es miembro desde 2013 del comité permanente de élite de 300 miembros de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh ), un grupo de élite compuesto por funcionarios gubernamentales y los representantes más importantes del mundo empresarial.

Cultivar una relación cercana con el Gobierno le habría permitido ascender en medio del boom inmobiliario que vivió China. Pero Evergrande, fundada en 1996, impulsó su crecimiento a través de un gran endeudamiento, por lo que a Hui lo llaman el "rey de las deudas".

Cuando la empresa incumplió sus compromisos comerciales en 2021, provocó gran conmoción en los mercados financieros mundiales, ya que el sector inmobiliario representa casi una cuarta parte de la economía de China, y rápidamente se transformó en un ícono de la profunda crisis inmobiliaria que amenaza a la economía del país asiático.

Con una gigantesca deuda sobre su espalda, la empresa ha estado tratando de recaudar efectivo a través de la venta de activos y acciones para pagar a proveedores y acreedores. La mayor parte de la deuda de Evergrande está en manos de ciudadanos comunes chinos, muchos de los cuales han invertido en casas que no han sido terminadas.

La empresa está siendo administrada por un "comité de gestión de riesgos" dominado por funcionarios estatales que intentan evitar un colapso total a través de un plan de reestructuración. Pero si éste fracasa, y no llegan a un acuerdo con los acreedores, la compañía podría enfrentarse al fin de todas sus operaciones.

Actualmente, el magnate que sigue siendo el presidente de Evergrande se encuentra bajo custodia policial, algo que no ha hecho más que alimentar los temores de que la reestructuración no funcione y su desaparición termine siendo inevitable.