Casi el 70% de los departamentos en la Ciudad de Buenos Aires se alquila en dólares
Según un informe privado, el salario mínimo no alcanza para cubrir el costo mensual de un monoambiente en la Capital Federal.
Un informe difundido por el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO) reveló este martes que el 67% de los departamentos que se ofrecen en alquiler en la Ciudad de Buenos Aires tiene su cotización en dólares.
Según el informe, la media de los monoambientes ofertados en la Capital Federal es de $170.000, con lo cual con un salario mínimo, vital y móvil, que en septiembre es de $118.000, solo se cubriría el 69,4% de un alquiler.
Esta relación, que había mejorado hacia mediados de 2022, bajó ahora casi 32 puntos porcentuales con respecto a junio de 2022, puntualizó el CESO.
Por otra parte, la media de las ofertas de departamentos de dos ambientes es de $220.000 y la de tres ambientes alcanza la cifra de $270.000. Hay que aclarar que todos los valores mencionados, no incluyen expensas, que alcanzan en promedio el 11,1% del costo del precio de oferta de un alquiler.
En cuanto a los aumentos, el estudio detalló que, con respecto a agosto, fueron de 1,4% en los monoambientes, 29,4% para los de dos ambientes y 12,5% para los de tres.
Por lo tanto, en los últimos doce meses, el precio de oferta de un monoambiente en la Capital Federal aumentó 209,1%, en los departamentos de dos ambientes la suba fue de 238,5% y de 200% en los de tres ambientes.
El Índice para Contratos de Locación, que regula la actualización de los alquileres dentro de un contrato vigente, mostró un incremento interanual de 113% al primer día hábil de septiembre.
Por último, el CESO demostró su preocupación por la media sanción de la reforma de la Ley de Alquileres: “Aumentó la incertidumbre del mercado inmobiliario y generó una pausa en el cierre de contratos, a la espera de mayores definiciones sobre las condiciones contractuales que regirán en el caso de que se derogue la norma actual”.
El proyecto, aprobado por Diputados, busca reducir de tres a dos años los plazos de los contratos, con una actualización del valor de los alquileres más frecuente -cada cuatro meses- frente al esquema anual que rige en la actualidad, además de plantear el empleo de parámetros o índices fijados entre las partes. Al mismo tiempo, las mismas podrán ponerse de acuerdo en cuanto a la actualización del precio del alquiler al inicio de la relación locativa.