En "Over the Top” de 1987 (o "Halcón” como nos enseñó a nombrarla Telefé), Stallone encarna a un camionero (Lincoln Hawk) que busca re-encausar su vida y recuperar la confianza de su hijo tras haber cometido una serie de errores en el pasado. En el medio de ese camino, en pos de ganar el respeto de su primogénito, compite en el campeonato mundial de pulseadas cuyo premio es un camión nuevo y dinero, elementos que le permitan empezar de cero. Esta semana, el BCRA intentó emular a Hawk para recuperar la confianza de los mercados en vistas a contener a un dólar que puede dar muchos dolores de cabeza en los objetivos de desinflación, cada vez más difíciles de cumplir.

Para ello, tras sacrificar reservas en la búsqueda de frenar al dólar, el viernes y de forma especial volvió a sesionar el directorio del BCRA y subió la tasa de política monetaria. Toda una señal de que a la autoridad monetaria no le tiembla el pulso si observa sobrerreacciones del mercado y todo un mensaje de independencia dirigido a la Jefatura de Gabinete. Una pulseada contra dos brazos.

Sin embargo, el comportamiento del mercado no fue de mesura ante el endurecimiento de tasas. Por el contrario, mostró que estaba dispuesto a comprar cuanto dólar pusiese el BCRA sobre la mesa ¿Por qué esa persistencia? Como señalamos en esta misma columna la semana pasada, el encarecimiento del dólar a nivel internacional con la suba de tasas registrada en EEUU y el consecuente ajuste del tipo de cambio de países como Brasil, México y otros emergentes socios y competidores de Argentina, pone presión a nuestro precio del dólar también.

Es decir, más allá del impacto de la entrada en vigencia del impuesto a la renta financiera sobre LEBACS como incentivo a dolarizar carteras o de la suba de tasa y venta de reservas para desincentivar lo mismo, existe un factor externo que le hace percibir al mercado que un dólar a $21 o a $21,5 sigue siendo barato. En términos de acción y reacción; si el mercado espera que el tipo de cambio se mueva para acompañar la depreciación de Brasil, entonces va a comprar todos los dólares que pueda a $21 para tener ganancias de corto plazo. En la línea de análisis de la semana pasada, a la persistencia de nuestras goteras estructurales, la lluvia que se ve desde la ventana no hace más que ponerles presión.

En este marco, es esperable que el BCRA deje el dólar libre hasta cierto techo, porque un ajuste cambiario sería muy nocivo para en los objetivos de bajar la inflación, principal preocupación de la opinión pública en materia económica y principal objetivo de Sturzenegger y su equipo. En un escenario donde cualquier camino tiene sus riesgos: soltar al dólar impacta en inflación, frenarlo con reservas resta confianza y no es sostenible y subir la tasa endurece financiamiento local y enfría recuperación, hay que optar por el camino que dé más seguridad.  

Al momento de escribir esta nota, la el Central volvió comunicar una suba de 300 puntos básicos en la tasa, ubicándola en 33,25%. Esta vuelta al "27 de diciembre”, ajustando el nivel de tasa a donde se crea conveniente para frenar al dólar es más consistente que el drenaje de reservas, pero una prueba de fuego a la confianza que el BCRA transmite al mercado.

De no aflojar el brazo comprador del mercado, la pulseada se va a hacer cuesta arriba para el Banco Central. Y Stallone, lamentablemente, ya no está para estas batallas.