A través de su cuenta de Facebook, Octavio Frigerio, padre del ministro del Interior, Rogelio, anunció que le envió al presidente Mauricio Macri su renuncia como integrante del directorio de YPF. Si bien la relación de parentesco directo podría haber llevado a abandonar su cargo, el hecho de que trabajase para una empresa que se regía por varios parámetros del ámbito privado abrían la duda -ahora disipada- sobre si el decreto lo alcanzaría.

"Estoy enviándole al Presidente de YPF mi renuncia a seguir integrando el Directorio de la empresa. Cuando aparezca el anunciado decreto del Presidente Macri, ignoro si mi situación personal, como padre del Ministro del Interior, va a quedar técnicamente abarcada por sus alcances, ya que YPF no integra la estructura del Estado y es estatutariamente una empresa privada. Pero obviamente no se trata de un tema técnico sino político", comienza la carta pública que Octavio Frigerio envió.

"La intención presidencial es que no haya parientes próximos de sus ministros en cargos de relevancia y yo apoyo esa decisión, que me parece oportuna y conveniente"

A pesar de presentar su renuncia, el padre del ministro del Interior dejó en claro que su designación en YPF no corresponde a un caso de nepotismo.  "Ahora deseo aclarar, simplemente, que mi designación, en 2016, tuvo inobjetable legitimidad política y no implicó, en modo alguno, ni arbitrariedad, ni nepotismo ni abuso de poder", expresó.

"En lo vinculado específicamente a la energía y los hidrocarburos, presidí YPF y, como Diputado Nacional, conduje la Comisión de Energía de la Cámara. Esos antecedentes, y no favoritismo alguno, explican mi designación por el voto unánime de los integrantes del Directorio de la empresa, entre los que se cuentan los representantes de media docena de provincias petroleras, oficialistas y opositores", argumentó.

El texto completo


Estoy enviándole al Presidente de YPF mi renuncia a seguir integrando el Directorio de la empresa. Cuando aparezca el anunciado decreto del Presidente Macri, ignoro si mi situación personal, como padre del Ministro del Interior, va a quedar técnicamente abarcada por sus alcances, ya que YPF no integra la estructura del Estado y es estatutariamente una empresa privada. Pero obviamente no se trata de un tema técnico sino político. La intención presidencial es que no haya parientes próximos de sus ministros en cargos de relevancia y yo apoyo esa decisión, que me parece oportuna y conveniente. El gobierno necesita más que nunca ampliar su sustento político y fortalecer su imagen pública para facilitar los cambios estructurales que impulsa. Y en las circunstancias concretas de hoy, la ciudadanía va a recibir positivamente la medida anunciada. 

Ahora deseo aclarar, simplemente, que mi designación, en 2016, tuvo inobjetable legitimidad política y no implicó, en modo alguno, ni arbitrariedad, ni nepotismo ni abuso de poder. En los dos años previos trabajé por el éxito político y electoral de Cambiemos, formé parte de su boleta electoral en la provincia de Buenos Aires e intenté aportar, desde el peronismo al que pertenezco, al resonante triunfo electoral del 2015. En decenas de actos, asambleas y reuniones, en el conurbano y el interior provincial, defendí ante mis compañeros la posición de que el peronismo tenía el deber histórico de respaldar el proyecto de Cambiemos, que expresaba el interés del país, en tanto las opciones del FPV y el Frente Renovador no representaban las banderas del Movimento y significaban el regreso a un pasado de dolorosa memoria. 

Estoy al cabo de una vida política que comenzó en la adolescencia y me dió oportunidad de una experiencia importante en diversos cargos en la administración del Estado y en la actividad legislativa. En lo vinculado específicamente a la energía y los hidrocarburos, presidí YPF y, como Diputado Nacional, conduje la Comisión de Energía de la Cámara. Esos antecedentes, y no favoritismo alguno, explican mi designación por el voto unánime de los integrantes del Directorio de la empresa, entre los que se cuentan los representantes de media docena de provincias petroleras, oficialistas y opositores.

OCTAVIO FRIGERIO