El fallo que liberó a los empresarios Cristóbal López y Fabián De Sousa, la puesta en libertad del Chino Zannini y Luis D’Elía, las cuales se suman a la anterior excarcelación del ex vicepresidente Amado Boudou, son decisiones judiciales que al gobierno le molestaron, y mucho.

La Corte Suprema fue la primera en evidenciar ciertos cortocircuitos solicitando al Congreso Nacional que audite lo que concierne a la oficina de escuchas, hoy en manos de los camaristas Martín Irurzun y Javier Leal de Ibarra. Las escuchas fueron "filtradas” en los medios de comunicación y publicadas por el periodismo oficial. Festín para la prensa adicta y su público cautivo. Así, nos pudimos enterar algunas frases memorables de la ex presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, como cuando tilda a Mauricio Macri de "mafioso sostenido por los medios" o cuando afirma "Yo me pongo muy contenta cuando pierde Boca”, ¿y quién no?

La intención del fiscal Moldes al reabrir la causa por el memorándum con Qatar despertó más suspicacias sobre un posible enfrentamiento entre la Justicia y el gobierno. En este sentido, Moldes expresó que "las denuncias de esta gravedad institucional deben ser abiertas a la investigación no importa que el denunciado se llame Juan, Pedro, Cristina o Mauricio". Claro, salvo que se llame Gustavo, sea ex socio del Presidente y capo de la AFI. Ningún boludo.

Igualmente, el fiscal Moldes es el mismo que pidió una nueva detención para López y De Sousa, ya que a su entender, estos empresarios en libertad pueden entorpecer el avance en la causa por evasión impositiva de la petrolera Oil Combustibles. Además, sumó el pedido de detención para Ricardo Echegaray, ex titular de la AFIP durante el kirchnerismo.

Como podemos observar, esto dista bastante de tratarse de una pelea con el Poder Judicial. Es más, no existe una pelea con la justicia, en realidad se trata más de una disputa mediática impulsada por el oficialismo. El Poder Judicial en nuestro país funciona de forma contradictoria y casi siempre es resultado de la inercia política -o electoral, si se quiere-, por eso los fallos y las distintas instancias judiciales la mayoría de las veces no sorprenden a nadie, acompañan el viento de cola del humor social, son un correlato político que nos indica hacia dónde va todo. Qué tan jodidos estamos, en fin.

Sucede que hay cierto fanatismo de parte del oficialismo, un gobierno angurriento que quiere controlar absolutamente todo y de eso dan cuenta muchos de los periodistas identificados con ellos en el prime time. 

"Nosotros nos estamos convirtiendo en la justicia. Estamos cansados de esperar" expresó un fastidiado Santiago Del Moro, tras la explicación de un informe en su programa Intratables del que se desprendía una hipotética liberación de Lázaro Báez, luego de permanecer 2 años en prisión preventiva sin ninguna condena. Basta, viejo.

El ex conductor de Much Music no fue el único indignado por la actuación de la Justicia, su compañero en América, Alejandro Fantino, durante el último "cafecito” con el turco Asís el viernes pasado, expreso que no le parecía mal un gobierno que se le "para de manos” al Poder Judicial y que diga "basta señores, hasta acá llegamos”, ya que a su entender "¡Por fin entró aire, entró un poco de luz! Se terminó la Edad Media en Comodoro Py”. El republicanismo de la nueva derecha se parece mucho al de la vieja. 

El Gobierno y su lógica absolutista condenan a un sector de la justicia que los incomoda, que los expone en su eufórico precalentamiento electoral. Por ahora solo parece un pequeño cortocircuito, pero ojo: nunca hay que subestimar al Poder Judicial, ya sabemos que si la situación se calienta difícilmente después la puedas contar.