En la apertura de sesiones ordinarias de este año, el Presidente Mauricio Macri sorprendió al dar luz verde para el tratamiento de la legalización del aborto. En ese contexto se pensó como una gran estrategia: desviaba la atención de los temas económicos y del ajuste, dividía al peronismo y exponía a diputados y senadores que quedaban incómodos frente al proyecto. A su vez, hoy podemos entender que, pese a esto, esperaban que la ley no prosperase para evitar la erosión de su propia base electoral, una minoría intensa conservadora a la que se oponen otros sectores aliados a favor de la IVE.

Sin embargo, la marea verde se puso en marcha. Las movilizaciones, la suma de apoyos de distintas personalidades de la cultura, el rol activo de los legisladores verdes y la contundencia de las exposiciones en el Congreso lograron que la legalización del aborto sea una posibilidad concreta. En este marco, inesperadamente Cambiemos aportó la mayor cantidad de diputados y senadores para el rechazo, para que nada cambie y todo siga como está.

El debate por el aborto se pensó como una estrategia: desviaba la atención de los problemas económicos y del ajuste, dividía al peronismo y exponía a legisladores incómodos frente al proyecto.

Sin duda alguna, la plana mayor del oficialismo no quería que salga la ley. Así también se entiende el papel de Gabriela Michetti en la sesión de anoche: su preocupación por finalizar lo más temprano posible, su interrupción constante a los senadores, su interés por chequear el celular cuando hablaba un verde, el insulto a su compañero Naidenoff, su nerviosismo a la hora de votar y el "¡vamos todavía!", con gusto a desahogo, al final de la votación.

La misma mañana de la votación Mauricio Macri había manifestado que no importaba el resultado en su búsqueda de sacar rédito en ambos bandos. ¿Realmente no importaba el resultado cuando la negativa solo mantiene el aborto en la clandestinidad? Claro que sí importa y la inacción del presidente frente a una demanda tan importante que movilizó a millones de personas puede jugarle una mala pasada. Resulta curiosa la pasividad del "feminista menos pensado", aquel que no dudó en apretar a gobernadores y a cuanto legislador se le cruzara por su camino a la hora de someter a votación las leyes del ajuste. Típico de machirulo.

El futuro no les pertenece, 2019 tampoco

La caída del proyecto hace que no se pueda volver a tratar por un año. Y al ser 2019 un año electoral (normalmente poco activo en términos legislativos) quizás el debate se pueda posponer un año más inclusive. No obstante, la elección presidencial ira acompañada de la renovación de la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado –Chaco, Entre Ríos, Neuquén, Río Negro, Salta, Santiago del Estero, Tierra del Fuego y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La interrupción voluntaria del embarazo va a ser un tema de campaña. No hay dudas de eso. La demanda interpeló a gran parte de los argentinos y argentinas, y todos los candidatos van a tener que dar cuenta de su posición en la campaña electoral. Como síntoma de una nueva época que se viene, la senadora nacional Cristina Fernández de Kirchner tomó nota de esto y dio un discurso aggiornado a la época, actualizando sus conceptos sobre el movimiento nacional, popular y democrático, al que agregó la necesidad de incorporar la perspectiva feminista.

El debate generó tensiones dentro de Cambiemos de cara a 2019 y puede haber más de un herido en la alianza. Sus futuros lineamientos electorales y la composición de su espacio nos aclararán cuan feministas son.

¿Qué hará Cambiemos en este contexto? Es una incógnita. La apertura del debate generó tensiones dentro de la coalición y, de cara a una nueva elección, puede haber más de un herido en la alianza que nos gobierna. Las posiciones se defendieron a ultranza, con pronunciamientos públicos sin tapujos por el rol de cada uno. Se festejaron en la cara cada voto, cada resultado. Sus futuros lineamientos electorales y la composición de su espacio nos aclararán cuan feministas son y cuántas rispideces resolvieron.

Así las cosas, la marea verde llegó para quedarse. La negativa de los senadores y senadoras no puede leerse como una derrota porque la agenda de las mujeres ya está instalada en la sociedad y jugará un rol decisivo en las elecciones del año próximo. Mientras tanto, quedará en la conciencia de quienes se opusieron la cantidad de mujeres que son arrojadas a interrumpir sus embarazos en la clandestinidad, pero, como dijo el senador Miguel Ángel Pichetto: "El futuro no les pertenece". Más temprano que tarde, será ley.