Cristina: la foto en el PJ y el asedio judicial
Luego de la salida de su libro, Cristina Fernández de Kirchner se instaló definitivamente en el centro de la escena política. De la foto en el PJ a la foto en el banquillo de acusados. Mientras tanto el ajuste no da tregua.
Una semana agitada para Cristina Fernández de Kirchner que logró sacudir el panorama político con una simple foto. Hacía más de una década que la ex presidenta no formaba parte de la estructura partidaria del justicialismo.
De tal magnitud fue la visita a la sede del Partido Justicialista, con el que siempre junto a Néstor Kirchner tuvieron una relación tirante y de idas y vueltas, que rápidamente hizo olvidar la aplastante victoria de Juan Schiaretti en Córdoba, de quien se había comenzado a aventurar una posible candidatura.
Durante la reunión encabezada por la líder de Unidad Ciudadana se realizó un llamado a todos los sectores opositores a Cambiemos y se abrió la puerta a la posibilidad de que el candidato ¿o candidata? se defina a través de una PASO.
En este sentido, el presidente del PJ Nacional, José Luis Gioja, aseguró que "antes del 31 de mayo nuestra intención es tener conformado este gran frente patriótico por la unidad nacional". Y sobre Cristina, adelantó que "va a tener un rol central en todo el armado". Lógico.
En consecuencia, la foto en el PJ tuvo por objetivo marcarle la cancha a los peronistas federales, más precisamente a Sergio Massa, que es el más cercano (y valioso) a saltar filas. El tigrense sabe que en Alternativa Federal no tiene el lugar que merece porque el nuevo mimado del espacio, el longevo Roberto Lavagna, le niega sistemáticamente una interna.
Por otra parte, los dirigentes y la base massista son conscientes que es mucho más conveniente cerrar un acuerdo e ir en "la lista de Cristina" para obtener -o mantener- intendencias o escaños en los consejos deliberantes. Todo un dilema para el líder del Frente Renovador que debe tomar una decisión en los próximos días.
La otra foto
La otra foto es la que buscan Mauricio Macri y Jaime Durán Barba de la mano del Poder Judicial para llevar a la expresidenta al banquillo de los acusados en ciernes del comienzo de la carrera electoral.
La polémica con la Corte Suprema de Justicia puso de manifiesto todo el poderío mediático que utilizó el Gobierno para presionar a los magistrados y acelerar el inicio del juicio oral contra Cristina Kirchner.
Dicho esto, vale aclarar que el Tribunal Federal que juzga a Cristina Kirchner no se manejó ajustado al debido proceso, y se le negaron a la expresidenta pruebas significativas que hacen al derecho a la defensa. Esto constituye un hecho de extrema gravedad institucional y demuestra a las claras la intencionalidad política detrás de este juicio.
El oficialismo sonríe sabiendo que tendrán la foto que tanto esperan para tomar un poco de aire, mientras intentan tapar otra foto que se repite todos los días, en cada punto de Argentina: la foto de la crisis.
Mientras el Gobierno apretaba a la Corte, en esta semana se realizó un paro de docentes universitarios en contra de los recortes salariales, hubo una movilización a la Quinta presidencial en Olivos para rechazar el ajuste en las pensiones por discapacidad y se decretó el fin de las jubilaciones para amas de casa.
Entre tantas fotos, quizás lo esencial sea ver la película completa, aunque Marcos Peña y el ecuatoriano luchen por borrar algunas escenas. El Gobierno apuesta a un final con una Cristina desgastada y un Macri reelegido.
Pero el circo judicial puede no tener el efecto esperado y la crisis puede meter la cola. Y ahí, el desgastado sería Macri y tanto Cristina como Massa y el PJ tendrían la llave para escribir un final distinto.