La derrota ante River Plate en la Supercopa Argentina pegó de lleno en el corazón de Boca Juniors: hinchas, jugadores, cuerpo técnico y hasta dirigentes estaban confiados en ganar y ahora están sumergidos en un mar de incógnitas, culpas y acusaciones.

Tras desembolsar millones de dólares en refuerzos (Ramón Ábila, Emmanuel Mas, Julio Buffarini, Emanuel Reynoso y Carlos Tevez), el presidente del Xeneize, Daniel Angelici, se hizo presente en Casa Amarilla y al finalizar la práctica tuvo una áspera y charla con los jugadores.

Enfurecido por perder ante el clásico rival, que, para colmo, venía exhibiendo un juego pésimo, el Tano acusó al plantel de jugar la final "como un partido de verano" y "quedar en la historia negra de Boca".

Luego de asegurar que "no vine ayer porque si venía tenía que echar a varios de ustedes", les advirtió a todos -incluso a los referentes- que "no me va a temblar el pulso si tengo que echar a alguien".

En un clima tenso e incómodo, el único que se animó a tomar la palabra fue el capitán Pablo Pérez, quien le prometió el mayor esfuerzo de parte del plantel para revertir la mala imagen ofrecida en Mendoza.