Un escándalo de proporciones se desató este sábado en la previa de la revancha de la final del Reducido de la Primera B Metropolitana entre Argentino de Quilmes y Los Andes, cuando el árbitro Ignacio Lupani se negó a dirigir al denunciar que había recibido amenazas de muerte.    

Lupani llegó al estadio, popularmente conocido como Barranca Quilmeña, y una vez allí se comunicó con los directivos de ambos clubes para anunciarles su decisión.

En esa reunión, les dejó en claro que no estaba en condiciones de cumplir sus funciones y pidió que lo relevaran, razón por la cual fue designada de urgencia una terna encabezada por Leandro Rey Hilfer.    

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Por este motivo, el encuentro, que tenía pautado su inicio para las 17, comenzó con más de una hora de retraso.

El choque terminó 1 a 0 en favor de Argentino de Quilmes, pero el Milrayitas, que había ganado por el mismo resultado el encuentro de ida disputado en Lomas de Zamora, se quedó con la serie por penales y ahora se disputará el ascenso a la Primera Nacional con Sarmiento de La Banda (de Santiago del Estero).

En declaraciones radiales, Omar Plaini, presidente de Los Andes, lamentó las amenazas al árbitro y subrayó que "no pueden pasar estas cosas" en el fútbol argentino. La sociedad "está muy violenta" porque "desde arriba" se escuchan "insultos, agravios y descalificaciones", afirmó el también dirigente del gremio de canillitas (vendedores de diarios).