La primera Superfinal de la Copa Libertadores entre Boca y River fue suspendida por las incesantes lluvias que azotaron a la Ciudad de Buenos Aires. A partir de allí, la Conmebol se movió rápido y reprogramó el partido para mañana, a las 16:00.

Sin embargo, las pretensiones de los clubes afloraron y, en la trastienda, comenzó una puja entre Rodolfo D'Onofrio y Daniel Angelici. Mientras Boca Juniors busca disputar el primer clásico cuanto antes, en River la intención es posponerlo para el próximo sábado.

Las razones que impulsan el cambio de la dirigencia millonaria no se vinculan a la posibilidad de que las precipitaciones se extiendan y la cancha se presente nuevamente anegada, sino al anhelo de poder contar con Leonardo Ponzio Ignacio Scocco, ambos en proceso de recuperación de distintas lesiones.

En caso de que las lluvias persistan, desde el club de La Ribera pedirán jugar el lunes por la noche, lo que se prevé imposible debido a que la Superliga confirmó la reprogramación de dos partidos en la Capital Federal -Huracán-Godoy Cruz y Vélez-San Lorenzo- para el mismo día.

Minutos después de la suspensión, el mandamás de Boca confirmó una reunión entre los dirigentes de la Conmebol y ambos clubes, para tomar una determinación. Sin embargo, en paralelo, D'Onofrio desmentía las declaraciones de su colega, al expresar su desconocimiento sobre el cónclave. 

Si bien la máxima entidad del fútbol sudamericano ya anunció la fecha y la hora del encuentro, mañana a las 11:00 se espera un nuevo comunicado con una decisión definitiva, en un nuevo capítulo de la paupérrima organización que imperó en la actual edición de la Copa Libertadores.