De jugar descalza a conquistar Europa: Sole Jaimes, la primera argentina en ganar la Champions League
Soledad Jaimes acaba de conseguir un logro inédito. Su Olympique de Lyon goleó 4-1 al Barcelona en la final de la Champions League y, con la consagración, se convirtió en la primera jugadora argentina en la historia en obtener el certamen más prestigioso del mundo.
El equipo francés sigue agigantando su leyenda en el Viejo Continente: acaba de levantar su cuarta Champions League consecutiva y en la liga local acumula 12 títulos en las últimas 12 competiciones.
La abrumadora supremacía se cimenta bajo un claro lema: sin distinción de género, el club les brinda las mismas herramientas a los dos planteles, algo que en Sudamérica aún se vislumbra muy lejano.
Pese a que ahora goza de una vida soñada y se desempeña en la institución más valuada del fútbol femenino, su infancia no fue fácil. Oriunda de Nogoyá, Entre Ríos, atravesó momentos de extrema fragilidad, al punto de tener que jugar descalza debido a que su madre crió a seis hermanos varones, quienes recibían antes que ella un par de botines.
Cuando tenía 25 años -en enero pasado cumplió los 30-, su vida cambió por completo. El equipo Foz de Cataratas, de la ciudad limítrofe de Foz do Iguazú, posó sus ojos en ella cuando disputó la Copa Libertadores con Boca Juniors y River Plate, y no lo dudó: en Brasil, el fútbol femenino está mucho más desarrollado que en nuestro país.
Con grandes actuaciones, fue transferida al San Pablo y luego al Santos. En 2017, su rendimiento fue tan alto que se transformó en la primera extranjera en ganar el prestigioso premio Bola da Prata, que se entrega desde 1970 en el fútbol brasileño y ha pasado por los brazos de Ronaldinho, Neymar y Zico, entre otros.
Goleadora desde sus inicios, luego de romper redes en el gigante sudamericano emigró a China para jugar en el Dalian Quanjian. "Es un nivel fuera de lo común. Vivía en un barrio privado, un chofer me llevaba y me traía. Ni hablar del sueldo: ni sumando lo que ganaba en todos los clubes juntos conseguía equiparar lo que cobraba ahí", explicó en diálogo con Olé.
Sin embargo, su sueño era triunfar en la élite mundial. A principios de enero, llegó el llamado del mejor club del mundo, donde cada fin de semana Ada Hegerberg, la noruega elegida Balón de Oro en diciembre pasado, deslumbra con sus gambetas y sus goles.
"Me dio una carta enseñándome palabras en francés con la traducción en español. ¡Hasta puteadas me explicó! Es la mejor del mundo y ocupo su puesto", indicó. Habitual suplente de la estrella europea, Jaimes venía de conquistar la liga doméstica -cinco partidos, un gol- y la Copa francesa -dos encuentros-. Hoy, pese a que no tuvo minutos, entró en la historia del fútbol argentino.
En el horizonte tiene un objetivo más grande. En unos días, armará las valijas y se subirá al avión que la depositará en Ezeiza, donde la Selección Argentina ya se prepara para disputar el Mundial de Francia, que iniciará el 7 de junio.
Y aunque las diferencias con las selecciones europeas son muy importantes, nada le impide soñar con realizar un gran torneo: de eso se trató su vida.