Pese a que la final de la Copa Libertadores no ve la luz al final del túnel, la postergación de la revancha entre River Plate y Boca Juniors dejó una certeza: la relación cordial que habían exhibido en las últimas semanas Rodolfo D'Onofrio y Daniel Angelici se quebró.  

Lo que ayer por la tarde había sido calificado como un "pacto de caballeros" para posponer el partido, que a la vez incluyó el agradecimiento público del mandamás xeneize a la comunidad riverplatense por "haberse preocupado por nuestros jugadores", esta tarde derivó en una disputa que parece no tener retorno.

En la madrugada del domingo, Angelici cocinó junto a sus asesores legales un documento de 18 hojas en las que sostiene que, como consecuencia de las agresiones al micro del plantel, Boca debe quedarse con la Copa Libertadores por la vía administrativa

Angelici confirmó que presentó el texto ante el Tribunal de Disciplina. "La intención de Boca es que el Tribunal de Disciplina evalúe el expediente que presenté y nos entregue una respuesta", sostuvo.

Y agregó un mensaje para la tribuna: "Se gana y se pierde dentro de la cancha, pero a veces tengo que privarme de lo que pienso personalmente".

Minutos después, el presidente millonario salió con los tapones de punta contra su colega, al recordar que Gianni Infantino obligó a Boca a jugar el partido, lo que finalmente no sucedió por la generosidad de River. En este sentido, consideró que Angelici "faltó a la palabra", calificó la actitud como "una sorpresa" y aseguró que la final se jugará "en River y con gente". 

Si bien el vínculo entre ellos siempre fue tenso -desde el episodio del gas pimienta en La Bombonera-, habían expuesto gestos de reciprocidad en el último mes, como cuando se opusieron en conjunto ante el Gobierno nacional, que impulsaba la habilitación del público visitante en ambos estadios.