Para evitar un conflicto como el del año pasado, cuando debió absorber una deuda de 20 mil millones de pesos que no pudo trasladar a los usuarios, el Gobierno comenzará esta semana a definir el nuevo aumento de la tarifa de gas, que se estima que rondará el 30% aunque podría ser más alto, ya que las empresas temen una nueva disparada del dólar.

Según se informó de manera oficial, el jueves se realizará la primera subasta para la compra de gas, que en el Ejecutivo estiman que aumente solo un 30% a partir de abril. Con este sistema buscan dejar atrás las compras entre los productores y distribuidores y fijar contratos que permitan establecer mayor previsibilidad.

Sin embargo, en las compañías están en alerta por una eventual nueva "tormenta" como la que ya advierte el FMI. Antes de la llegada del organismo al país para auditar el programa económico, Christine Lagarde habló sobre las "cuatro nubes" que hay en la economía global: lass tensiones comerciales (sobre todo entre China y Estados Unidos) el ajuste de las tasas, las incertidumbres relacionadas con el Brexit y la desaceleración de la economía china.

Para que el incremento de las facturas ronde entre el 30% y el 35%, el dólar debería mantenerse relativamente estable en torno a los $40. Si se escapa de ese rango, las distribuidoras corren el riesgo de no poder honrar sus contratos en dólares, como ocurrió en 2018, cuando la devaluación generó una deuda de 20 mil millones de pesos con las petroleras, que el Gobierno debió absorber tras el fracaso de la propuesta del entonces ministro de Energía, Javier Iguacel, de trasladarles esa deuda a los usuarios.

A partir de ahora, se determinó que el tipo de cambio sea igual al "promedio del de venta del Banco Nación observado entre el día 1 y el 15 del mes anterior al inicio del período estacional", algo que reclamaban las propias compañías para poder darle previsibilidad a su negocio.