La Asociación Empresaria Argentina jamás pensó que algún día su evento principal sería para hablar de corrupción y que los negocios deberían quedar encajonados. En ese sentido, la causa de los cuadernos vedó el discurso de Aldo Roggio y llevó a Paolo Rocca, jefe máximo de la pesada Techint, a centrar su discurso en la ética, desde la trinchera de la empresa máxima de la construcción, embarrada por las escrituras de un chofer que vio los bolsos de una de las pocas empresas que siempre alardeó de no precisar más que su propia eficiencia para llegar a lo más alto.

"Operábamos en Venezuela la mayor siderúrgica de América latina. En los últimos años, desde 2007, el hostigamiento de Chávez fue cada vez más fuerte, hasta que decidió la expropiación. Fue complejo, con amenazas, con violencia. La retirada que tuvimos que hacer entre abril y diciembre de 2008 fue complicada, con un período de militarización de la empresa, más la repatriación de nuestra gente. Con esta exigencia, Betnaza accedió a un apoyo entre abril y diciembre. Fue antes de la compensación por Sidor. Al final se llegó a un acuerdo. El pago se realizó en los años sucesivos. Fue un trauma enorme pero es lo que pasó. Actuamos para defender a nuestra gente, y en este contexto se dio lo que han leído", relató.

Entre algún cumplido tenue para el Gobierno de Macri y Críticas a la "extorsión” del kirchnerismo, Rocca cerró su discurso defendiendo el camino del sacrificio y el camino del gran cambio para la transformación de la Argentina.