En una decisión histórica que fue celebrada por organismos sociales como un ansiado gesto de justicia, un jurado de San Francisco, Estados Unidos, condenó al gigante agroindustrial Monsanto a pagar US$290 millones en daños a un conserje moribundo por no advertir que el glifosato que contenían sus herbicidas era cancerígeno.

El jurado determinó que la compañía actuó con "malicia" y que su herbicida RoundUp, y su versión profesional RangerPro, contribuyeron "sustancialmente" a la enfermedad terminal de Dewayne Johnson.

Tras ocho semanas de juicio, la compañía, que prometió apelar la decisión, fue obligada a pagar US$250 millones en daños punitivos con daños compensatorios y otros costos, lo que configura un total US$290 millones.

A sus 46 años, el conserje Johnson sufre de un linfoma incurable no hodgkiniano, que él atribuye al hecho de haber rociado, durante su trabajo en una escuela entre 2012 y 2014, con los herbicidas RoundUp y RangerPro.

Es la primera vez que Monsanto, adquirido por la alemana Bayer, se encuentra sobre el banquillo de los acusados por los potenciales efectos cancerígenos de sus productos que contienen glifosato, una controvertida sustancia. Y expertos coinciden que el veredicto puede abrir la puerta a centenares de nuevas demandas.

El caso se basó en las conclusiones del Centro Internacional de Investigación del Cáncer, un organismo de la OMS, que desde 2015 catalogó al glifosato como "probablemente cancerígeno". Monsanto, por su parte, siempre negó cualquier conexión entre el cáncer y el glifosato.