Si Bélgica era una candidata de segunda línea, el flojo comienzo de las grandes potencias mundialistas y el buen desempeño individual de sus figuras le hizo subir un escalón en las casas de apuestas. Ante una débil selección de Panamá, Les Diables Rouges sentenció una goleada por 3-0 en la que su caudal ofensivo estuvo a la altura de la máxima competencia internacional.

El equipo no enloqueció por su buen juego, pero el nivel de Romelú Lukaku, Eden Hazard y algunas apariciones esporádicas de Kevin De Bruyne y Dries Mertens configuraron un partido sencillo para la Selección que viene de perder en cuartos de final contra Argentina en el último mundial, pero llegó a Rusia con un equipo infinítamente superior, ya sea por las nuevas incorporaciones o por la mayor experiencia de jugadores que eran jóvenes en Brasil.

Los diablos rojos convirtieron 43 goles en los 10 partidos de eliminatorias, aunque contra rivales como Chipe, Gibraltal y Estonia. Esa contundencia se notó en el primer partido de Rusia 2018, específicamente en el segundo tiempo. 

La cuenta del encuentro se abrió recién a los 2' del ST. El delantero del Nápoli, Dries Mertens, clavó un derechazo de volea inatajable para el arquero Penedo. Desde ese momento, comenzó el monopolio belga sobre el partido, que con un iluminado Eden Hazard se acercó cada vez más al área rival.

Los otros dos tantos los marcó el goleador histórico, Lukaku, quien amenaza a ser el máximo artillero del Mundial. El primero llegó de un centro magistral de De Bruyne, que el delantero, apenas en offside, conectó de cabeza. En el último, en tanto, se la picó al arquero en un contragolpe voraz.

El grupo G quedó con Bélgica e Inglaterra como punteros, con tres unidades, y Panamá y Túnez con cero puntos, respectivamente tercero y cuarto por diferencia de goles.