Reforma previsional 2020: el anhelo de Christine que Macri le promete para un segundo mandato
Ante la balacera de demandas sociales y con un chaleco de plomo del FMI, al primer mandatario le dejaron pasar desde Washington la reforma previsional. Ahora, las esperanzas de Christine Lagarde descansan en que Jaime Durán Barba saque agua de las piedras electorales y, reelección mediante, el nuevo esquema de jubilaciones se debata después de los comicios.
Sin números en verde para mostrar, con la prometida inflación de un dígito sepultada y en medio de un ajuste que llega en el peor momento, el Gobierno atravesará en 2019 un escenario adverso para buscar la reelección de Mauricio Macri. El contexto desafiante llevó al FMI a darle a Macri una prórroga de la reforma que consideran más importante para garantizar la sustentabilidad y el crecimiento económico y del empleo.
Aunque le costó gran parte del caudal político ganado en las elecciones de medio término, la reforma previsional de 2017 quedó vieja en tiempo récord y las espadas de ortodoxia económica del Gobierno -sumadas a figuras como Carlos Melconian o José Luis Espert- sostienen que no alcanza.
Las cifras oficiales dicen que tres de cada cuatro pesos recaudados van a parar a asistencia social y que, de esa cantidad, otro mismo 75% es para el sistema previsional. Para el Gobierno, las ecuaciones reflejan que el gasto en haberes es imposible de mantener en el tiempo y tiene destino de quiebra.
El nuevo sistema previsional que prevé sancionar el oficialismo abarca ítems como ampliar la edad jubilatoria en cinco años para ambos sexos (llegaría a 70 en el caso de los hombres y 65 en el de mujeres) y reducir el haber de futuros jubilados. En ese punto, los que defienden la reforma sostienen que, en promedio, el haber de retiro es del 53% del salario de -también promedio- de los últimos diez años. En Argentina, esa cifra rodea el 65%.
El cambio estructural del sistema jubilatorio se encajonará hasta un eventual segundo mandato de Macri, hoy sin poder político para enviarlo al Congreso y salir indemne del fuego de la oposición. En ese marco, confían en los artilugios del ecuatoriano Durán Barba para conseguir una reelección con una campaña que le quite el foco a la economía y lo ponga, como en el caso de Brasil, en la corrupción y la lucha contra el narcotráfico y la inseguridad.