La reelección al final del túnel, el desgaste de un año largo y tres escenarios para Macri y Vidal
Receptor habitual de la publicidad oficial, Google puede ser un buen lector de los días de Cambiemos en el poder. La búsqueda de dos palabras - "Peña defendió”- arroja 1.790.000 resultados. Cuando el apellido del jefe de Gabinete es reemplazado por el del Presidente -"Macri defendió”-, los resultados son cuatro veces menores: 410.000. Es lógico: para eso está Marcos, entre muchas otras cosas, puertas adentro y afuera de una alianza gobernante que se rige por un comando centralizado.
Caprichoso, sesgado o tal vez con amnesia, el buscador más utilizado del planeta trae una comparación incómoda: 750 mil resultados para "Fernández defendió”, el apellido de dos ministros coordinadores de los años kirchneristas que se alternaron durante 7 años en el rol que hoy ocupa el funcionario más importante de Mauricio. Peña defendió más en 2 años de "reformismo permanente” que Alberto y Aníbal durante el prolongado reinado de lo "nacional y popular”.
Expertos en redes sociales, los altos mandos del PRO deben haber leído algo similar cuando reclamaron -durante el retiro de Chapadmalal- que los ministros de Macri salgan a defender la gestión y pongan la cara por los problemas que generan su pasado y su presente.
El buscador creado por Larry Page y Serguéi Brin orienta sobre el peso cotidiano de la gestión en un gobierno que se adelantó por lo menos 15 meses a lanzar la reelección de su líder. Falta mucho y sin embargo también el peronismo se apura a renacer de las cenizas, después de dos mazazos electorales que insinúan un cambio de época.
El operativo se puso en marcha en un año que se perfila larguísimo para el oficialismo. Arrancó en diciembre con el ajuste previsional y, aunque lleva apenas dos meses y medio, parece haber empezado hace bastante más.
Aunque nadie espera que el esquema cambie antes de las presidenciales, la reelección es una luz al final del túnel. Mientras Macri hoy sólo se concentra y preocupa por la economía, Peña queda a cargo del gobierno asentado sobre la dupla casi siempre silenciosa de Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. Son contados los ministros que se llevan la marca del rival. Patricia Bullrich, Jorge Triaca, Rogelio Frigerio, en un orden discutible.
Concentrar decisiones y salir a disputar la coyuntura en todos los planos lleva a un desgaste que no afecta sólo al jefe de Gabinete. Puede observarse con el hit del verano que nació en las canchas y circula como catarsis entre los indignados de la era Cambiemos, sin que sea posible discernir cuántos de los que se acuerdan de la madre de Macri lo votaron en 2015 o 2017.
Por eso, un consultor que trabaja para el gobierno analiza tres escenarios. Si el descontento disminuye, Argentina gana el Mundial y viene el segundo semestre con dos años de retraso, es probable que MM llegue a 2019 sin sobresaltos. Inmejorables condiciones para acelerar con la obra pública y el estímulo al consumo, anabólicos habituales de los años de campaña. Si a la hora de armar las listas, el Presidente está en 40 por ciento de intención de voto, sólo necesita un compañero o compañera de fórmula que no reste adhesiones. Si las cosas se complican, no resultan según el deseo de la Casa Rosada y el ingeniero está en 35 por ciento, deberá recurrir a una figura convocante para apuntalar su candidatura: María Eugenia Vidal, la estrella del macrismo que supera por entre 10 y 15 puntos al Presidente en cualquier encuesta que mida imagen. Sería el peor escenario para la gobernadora, dueña de un potencial único, aspirante a heredar el sillón de Mauricio y convencida con razón de que merece un destino más trascendente que el de Gabriela Michetti. Pero si Macri está cerca del 30 por ciento, persistir en el sueño reeleccionario pondría en riesgo la oportunidad histórica que representa Cambiemos para la sociedad y el poder económico que se declaran hartos del peronismo. En ese escenario, debería cederle su lugar a Vidal para impedir que la fuerza que ganó en 2015 la carrera por el futuro quede asociada al pasado y la ausencia de expectativas. Falta una eternidad y todo lo de hoy puede resultar estéril mañana. Lo mismo que anunciar, entre insultos, el inicio del Operativo Reelección.