El presidente Mauricio Macri está en busca de consensos. El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) lo obliga a trazar un nuevo mapa político ante el Presupuesto 2019. El plan económico que selló necesita de acuerdos con el peronismo, los gobernadores y aparece por allí el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, que articula voluntades en la Cámara baja. La CGT se suma en busca de una mejora salarial y Hugo Moyano digita su propia paritaria para sumar complicaciones al Gobierno. Por este sendero empinado camina el Presidente, que desde ayer comenzó a negociar poniendole el cuerpo al ajuste.

El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, un amigo de la casa, ayer se acercó a Balcarce 50 para tener un encuentro con el Presidente y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Poco y nada trascendió sobre los detalles del encuentro, pero se puede suponer que Macri está en busca de traer agua para su molino y rearmarse para lo que se viene: la discusión por el Presupuesto 2019. Del mismo modo lo hizo con Alfredo Cornejo, el formoseño Gildo Insfrán, la fueguina Rosana Bertone y el neuquino Omar Gutiérrez. El objetivo es achicar $240 mil millones para bajar el déficit a 1,3% el año próximo.

Ayer también se dio la jornada por "la Argentina sin narcotráfico”, excusa para convocar a todos los actores y empezar a construir puentes.

La obra pública será uno de los puntos donde el Gobierno necesita a los gobernadores de su lado. El acuerdo con el Fondo trae un estrangulamiento fiscal y parte de ese recorte será en el giro a las provincias. El Presupuesto para el año que viene, que debe aprobar el Congreso, va a venir con el filtro del Fondo. Allí es donde Macri necesita una victoria. Además,necesita de los votos en las Cámaras que digitarían los caudillos provinciales, aunque en la ley de tarifas no fue así. El acuerdo con la liga de los gobernadores pasó a ser un factor clave por la gobernabilidad.

Miguel Ángel Pichetto vuelve a escena después del último traspié que se dio con la ley para que las tarifas vayan atadas a los salarios. Allí, el peronismo jugó como bloque y el macrismo vetó la ley asumiendo el costo político.

El jefe los senadores del PJ resurge ante la necesidad de negociar. Semanas atrás se juntó con Horacio Rodríguez Larreta y la gobernadora María Eugenia Vidal, que entienden que es necesario un acuerdo político para poder llevar a cabo el plan digitado tras el acuerdo con el Fondo. La dupla también está en contacto con el hombre de Tigre, Sergio Massa, que aparece en escena para construir consenso en Diputados.

Frente al futuro, el Gobierno cree que se vienen dos trimestres en caída y que el salario incluso ampliará su brecha respecto de la inflación. Por lo que el sindicalismo se hace eco de los reclamos de los trabajadores ante una paritaria que se enterró a los pocos meses de nacer. En el ministerio de Trabajo, para enfriar el paro general de la CGT, el jueves pasado subieron el techo salarial un 5%. Pero no alcanzó, y ahora se espera una huelga general.

En el terreno sindical, el Gobierno brinda una batalla contra el líder camionero que -enardecido- va a un paro el jueves con la bandera del 27%, 7 puntos por arriba del nuevo techo salarial y en consonancia con lo que dictó el Banco Central sobre el número final de inflación del 2018.

La euforia por el acuerdo con el Fondo y el abrazo del mundo en el G-7 ya pasó. Ahora, el Presidente necesita digitar alianzas con actores con los que, previo a la crisis cambiaria, jamás lo hubiera hecho. Hoy todo cambió. El ajuste traerá conflicto en las calles y entre los de arriba, la torta se achicó y Macri camina haciendo equilibrio sobre un terreno empantanado.