Enciende Joaquín las alarmas del Gobierno por el regreso de la campaña del miedo kirchnerista
Para Joaquín Morales Solá, la candidatura presidencial de Cristina Fernández de Kirchner es un hecho. Como también lo es su imposibilidad de derrotar a Mauricio Macri en primera vuelta y en un eventual -pero casi seguro- ballotage.
Aquella certeza que se sostiene en la ambición de la expresidenta, pero también en la necesidad por su negro panorama judicial, es la que le entrega el Sillón de Rivadavia por otros cuatro años al líder del PRO.
Sin embargo, en su editorial dominical en La Nación, el analista político advierte a la Casa Rosada de dos cuestiones no menores para la estrategia electoral que delinean al detalle Marcos Peña y Jaime Durán Barba: el cisne negro de Macri y el regreso de la Campaña del Miedo.
El cisne negro de Macri no es Cristina. Mucho menos lo es Roberto Lavagna, a quien Joaquín equipara con Massa y Urtubey en intención de voto; es decir, escaso. Al contrario: el cisne negro de Macri no tiene nombre, apellido, cara ni partido político. El cisne negro de Macri es el No de CFK.
Improbable por los argumentos ya esgrimidos, la sola mención de una renuncia de Cristina a la candidatura representa un escollo para Cambiemos, incluso pese a la unificación de los comicios con la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad.
A su vez, con una recesión que se pone cómoda y tarifas que ahorcan a los pesificados, Morales Solá hace sonar las alarmas de Casa Rosada por el regreso de la "Campaña del Miedo" orquestada desde el núcleo kirchnerista.
"Al revés del Gobierno, que se equivoca más de lo que acierta en el manejo de la comunicación, el cristinismo conserva intactos los reflejos para crear en el imaginario social escenarios que no existen", apuntó.
Para contrarrestar estas maniobras y disipar cualquier temor de los mercados, el editorialista le exigió una inmediata recuperación a la economía. O, al menos, algunos "signos de vida" que permitan ver la luz al final del tunel.
"Un dólar quieto, una inflación menos cruel y una economía con algunos signos de vida" bastarán, según Morales Solá, para neutralizar los fantasmas del 2001 y desactivar la amenaza que, por impericia propia o virtud ajena, hoy representa Cristina Fernández de Kirchner.