Emisión cero, economía sin rebote y un 2019 que pone a prueba la teoría de Durán Barba
Antes de que Guido Sandleris asumiera en el Banco Central, el presupuesto 2019 ya proyectaba que la economía no crecerá en 2019. Con un esquema de bandas cambiarias y una promesa de no emitir un peso más, el nuevo titular del BCRA, quien sigue las órdenes que esgrime desde Washington el Fondo Monetario Internacional, se aferra a la recesión para frenar el aumento de los precios. Un año electoral de hielo complica la reelección de Mauricio Macri.
En su primer movimiento en el tablero del Central, Sandleris protegió sus piezas y abrió el paraguas en su intento de controlar la subida de precios. Lo primero que hizo fue abandonar el esquema de metas de inflación que reinó durante la gestión de Federico Sturzenegger y no fue sepultado en el corto plazo de Luis Caputo.
Sin metas para el aumento de los precios, la única promesa del doctor en Economía de la universidad de Columbia es que la inflación baje. Dado que el aumento de precios se ubicará arriba de 40% al cierre de este año, si logra evitar nuevas corridas cambiarias, el nuevo titular del BCRA podrá cumplir con su cometido.
Si además cumple con lo que dijo ayer en su primera conferencia de prensa y la entidad monetaria no emite ni un peso a lo largo de 2019, la recesión económica será el camino elegido para transitar el año electoral. Un sendero de ajuste en el que se prevé -si no vuelven a "pasar cosas”, tal como dijo el Presidente- que la economía comience a repuntar a partir de marzo y que, en el segundo semestre, los indicadores vuelvan a teñirse de verde, justo para cuando el electorado tenga que decidir qué boleta meterá en la urna.
Además, la contracción económica se acentuará si el dólar sube. En primer lugar, un aumento del tipo de cambio generará un traslado a precios que recalentará la inflación. En el mismo sentido, tal como explicó Sandleris, si la divisa supera el techo de la banda cambiaria que estableció el BCRA, la entidad venderá 150 millones de dólares diarios para contenerla. Al hacerlo, recibirá pesos por parte de los compradores. ¿Qué hará con esos pesos que adquiera? Los retendrá. De esta manera, no sólo aumentará la oferta de dólares con la intervención diaria, sino que además achicará la de pesos, conformando un ‘ataque’ por dos frentes contra el aumento la divisa.
Con un Presupuesto austero, el Gobierno no podrá apostar a la obra pública para dinamizar la economía, como lo hizo en 2017. Sin el arma del gasto, la reelección dependerá más de factores políticos que económicos. En ese sentido, el oficialismo apostará a un peronismo dividido, a la grieta con Cristina Kirchner y pondrá a la seguridad y la lucha contra el narcotráfico de bandera de campaña. Se avecina una prueba de fuego para el equipo que aparece dos veces al año y que comanda Jaime Durán Barba.