"Santo Padre": cede Macri ante el protocolo y saluda a un Papa indiferente y esquivo con su gestión

El protocolo no entiende de guerra fría: el presidente Mauricio Macri se mostró políticamente correcto y le envió una carta al Papa Francisco por su quinto año de papado y dejó -al menos por hoy- de lado el enfrentamiento a distancia que mantienen. A lo largo de estos años, se ha convertido indudablemente en un protagonista de nuestro tiempo, líder moral y espíritu inmensamente querido y admirado por millones de personas", escribió. Desde que el primero era jefe de Gobierno y el segundo arzobispo de Buenos Aires que mantienen un enfrentamiento continuo: el sumo pontífice en sus cinco años en el Vaticano prefirió no visitar su madre patria.

En la misiva el jefe de Estado le envía un breve saludo que tiene un sentido netamente protocolar:

Santo Padre,

Le hago llegar mis afectuosos saludos y mis sinceras felicitaciones al cumplirse el quinto aniversario de su papado.

A lo largo de estos años, se ha convertido indudablemente en un protagonista de nuestro tiempo, líder moral y espiritual inmensamente querido y admirado por millones de personas.

Quiero expresarle mi reconocimiento por la tarea que está llevando adelante y agradecerle por el legado que está dejando a toda la humanidad.

Lo saludo con afecto,

Mauricio Macri”

El rencor entre ambos viene de la época del Matrimonio Igualitario, allá por el 2009. Ambos mantuvieron una tensa reunión: Bergoglio le recriminó al ex jefe de Gobierno no haber apelado la sentencia judicial que habilitó que se casen José María Di Bello y Alex Freire

La audiencia con Bergoglio había sido solicitada por Macri. El cardenal lo recibió en su despacho del 2° piso de la curia. El jefe de gobierno llegó a pie desde el Palacio Municipal. Se reunieron a solas por 20 minutos, cuentan las crónicas periodísticas de aquellos días. Desde ahí se quebró la relación. El enojo iba a dos bandas: porque Macri se mostró intransigente con la postura católica y porque no fueron advertidos “a tiempo” para manejar mejor la situación.

Pasó el tiempo y ambos llegaron a su pico máximo en sus carreras: Macri abrazó la presidencia y Bergoglio mutó en Francisco para encarnar el papado más progresista de la historia. El último capítulo esta historia de desencuentros llegó de la mano de la despenalización del aborto. A falta de resultados en la economía, Cambiemos tuvo que desempolvar un reclamo histórico y lo hizo propio, pese a su propia negativa. La Iglesia lo tomó como una provocación tras varios años de enfrentamiento.

Mientras concluía su última gira latinoamericana Francisco tuiteó: “Cada vida cuenta: desde el principio hasta el final, desde la concepción hasta la muerte natural”. Todavía faltaban varias semanas para que Macri lo sume a su discurso ante la Asamblea Legislativa