Tres días después de asumir su segundo mandato como presidente de Venezuela, Nicolás Maduro volvió a sufrir el repudio de la comunidad internacional, luego de que el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, fuera detenido durante unas horas en una autopista por el Servicio de Inteligencia -SEBIN-. 

Sin embargo, tras conocerse la noticia, el mandatario del país bolivariano salió a desligarse de una nueva violación a los Derechos Humanos. "Nos enteramos que se había dado una situación donde un grupo de funcionarios actuando de manera unilateral realizaron un procedimiento irregular", sostuvo el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, en tanto aseguró que los implicados en el arresto ilegal del diputado ya han sido destituidos.

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Por su parte, el Grupo de Lima que integran Argentina, Brasil, Canadá y otros 10 países del continente americano, se solidarizó con Guaidó y los integrantes del Parlamento mediante una declaración, en tanto rechazó los apresamientos ilegítimos que vulneran la democracia venezolana.

Los gobiernos participantes, al igual que la Unión Europea y los Estados Unidos, ya habían desconocido el mandato de Maduro, por considerar que se trata de un poder producto de elecciones ilegítimas. 

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Para la Cancillería argentina, que se expresó a su vez de manera independiente, este episodio "atenta contra las libertadas civiles y políticas de los venezolanos" y "ratifica la imperiosa necesidad de restablecer en Venezuela el orden democrático y el respeto de los derechos humanos".

Guaidó, un ingeniero de 35 años, fue detenido cuando viajaba por la autopista entre Caracas y La Guaira, al ser interceptado por dos camionetas con agentes del SEBIN, encapuchados y con armas largas.

"Trataron de ponerme las esposas, no lo permití porque soy el presidente de un poder legítimo", expresó el diputado horas más tarde, en libertad, al presidir un cabildo abierto que reunió a centenares de opositores.