En una insólita consecuencia, la contaminación química convirtió una playa en el norte de Italia en un paraíso visual. La arena blanca, fina y el mar turquesa son características de los paisajes caribeños pero también se pueden encontrar en un solo punto de La Toscana.

Rosignano Solvay es el nombre de la playa, perteneciente a la ciudad de Rosignano Marittimo, que fue transformada por una fábrica de carbonato de sodio.

Los residuos de la planta química fueron arrojados al mar en 2016. Se calcula que, entre otros, tiraron 2.67 toneladas de arsénico, 52.6 kg de mercurio o 106 toneladas de fósforo, según un estudio realizado por el Registro Europeo de Emisiones y Fuentes Contaminantes.

Que sea uno de los parajes más contaminado del Mediterráneo, no impide que cientos de turistas se bañen y tomen clases de kitesurf en la playa que se convirtió en un hito de las redes sociales.