El ex ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, parece haber vuelto a la vereda oficialista que cada tanto cruza para criticar al Gobierno en decisiones económicas. Lejos de la Casa Rosada desde aquella vez que fue eyectado del Gabinete presidencial en Villa La Angostura. Ahora, el ex ministro que vislumbra un futuro como gobernador de Tucumán salió a respaldar a Mauricio Macri dos veces seguidas.

Este domingo se anunció que Nicolás Dujovne asumirá la coordinación de nueve ministerios con el objetivo de manejar el timón de la economía. Se trata del regalo que Prat Gay siempre quiso y nunca tuvo. Como ministro, el ex JP Morgan acuña más éxitos que fracasos: se lo considera el comandante de la salida del cepo, un hombre clave en carrera de volver y sacar a Argentina del default y uno de los primeros ajustadores de ala keynesiana. Ahora, con el revisionismo de su gestión, en Casa Rosada lo culpan por el extremo optimismo de las metas de inflación que nunca se cumplieron.

En el mayo de turbulencias, Prat Gay jugó lejos del Gobierno. Remarcó que el FMI es un prestamista de última instancia y lo comparó con "pedirle plata a un suegro”. Desde adentro, retrucaron: Mario Quintana, el gran perdedor de la corrida cambiaria, lo culpó por las metas de inflación que impuso y sostuvo que el plan del keynesiano era "inconsistente”. Pese a los reproches mutuos, Prat Gay bajó la guardia y, desde el 15 de mayo, felicitó dos decisiones de Macri: el superministro de economía que él no pudo ser y el discurso en busca de consenso con gobernadores.

A finales de 2016, a Prat Gay se le reprochaba autoritarismo en la toma de decisiones. En aquel momento, chocaba con el tándem en ascenso que conformaban los laderos de Marcos Peña, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. Macri eligió al equipo del Gabinete, dividió el ministerio y puso al Luis Caputo en Finanzas y a Dujovne en Hacienda con la tarea de hilar fino en el déficit fiscal y pasar el lápiz rojo por el déficit primario. Al día de hoy, el Presidente aún le reconoce a Dujovne su tarea de sobrecumplir metas fiscales.

En ese sentido, Prat Gay siempre apoyó la idea de un superministro de economía empoderado. A él no le tocó y muchas veces necesitó acoplarse a Federico Sturzenegger -el titular del Banco Central- sin poder seguir su agenda propia. "Quedó claro que la Argentina no puede darse el lujo de tener a Economía dividida en tantos pedazos", sostuvo hoy.