El dólar abrió la semana estable por encima de los $22, aunque las consecuencias del rally de la última semana tienen un fuerte impacto en los precios, además de los coletazos que dejó en materia política y las repercusiones internas por la incertidumbre sobre el rumbo cambiario.

Es decir, Cambiemos corre riesgo de sufrir un revés en las góndolas. ¿Por qué? Según un informe de la consultora Ecolatina, la volatilidad de la moneda norteamericana podría influir en los valores de los productos de primera y segunda necesidad. También afectados por los incrementos en los servicios de las tarifas. Un golpe a la clase baja y media.

Se trata de una mala noticia para la mesa chica del Gobierno. Toda una cadena de noticias que Marcos Peña ni Durán Barba quieren escuchar: la suba del dólar se trasladó a los precios y luego impactará en los balances de la inflación de los próximos meses. Una meta que parece estar bien lejos del 15% estimado a nivel oficial.

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¿La buena? La consultora, además de alertar por la suba de precios, explicó que será de carácter transitorio y no continuará en aumento durante varios días. "Aunque el Gobierno efectivamente logre superar el temblor, las marchas y contramarchas de los primeros días tendrán sus costos, desnudando aún más la fuerte dependencia del esquema económico al influjo de capitales externos", indicaron desde Ecolatina.

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La puja por los precios no tardó en trasladarse a las paritarias. Sobre todo, aquellos gremios que cerraron su acuerdo con una cláusula gatillo, lo que permite reabrir la negociación e intentar acercarse un poco más a la inflación que prevén las consultoras privadas: un 24%.

Incluso aquellos sindicatos alineados con el Gobierno y que acordaron el 15% que prefiere la Casa Rosada (Uocra, comercio, Luz y Fuerza, Obras Sanitarias, colectiveros, porteros, tintoreros y petroleros) están alertas y expresaron su preocupación por la distancia que existirá entre los salarios y el acuerdo alcanzado.

El efecto de la devaluación repentina de la última semana no hizo más que agitar el fantasma del año pasado, cuando los salarios perdieron más de seis puntos con respecto a la inflación del 2017: 24,8%.

En definitiva, Cambiemos está por estos días acorralado por los sindicatos, pero también preocupado por el malhumor social que se encuentra cada vez más agitado por los economistas que anticipan una suba en los precios a partir de los próximos días.