De socio estratégico a enemigo público: rompe la UIA con Macri y le suelta la mano en plena crisis
Lejos de la militancia del agro desde que escuchó su nombre, los industriales recién se la jugaron por Mauricio Macri cuando los sondeos comenzaron a mostrar una ventaja leve para una Argentina teñida de amarillo frente a la propuesta de Daniel Scioli. Desde ahí, las medianas empresas, amparadas bajo el escudo de la Unión Industrial Argentina que preside Miguel Acevedo, nunca encontraron en la Argentina del gradualismo más que algunos huesos para entretenerse mientras esperaban las reformas estructurales del equipo del Cambio.
Que el exministro de Producción Francisco Cabrera los haya llamado llorones en el prime time tampoco fortaleció la relación, pero el quiebre entre los manufactureros y Macri no se explica por las declaraciones de un funcionario que ahora asesora ad honorem en Casa Rosada. Lejos de eso, la entidad de Acevedo ve un Gobierno que sólo tiene juguetes para que se divierta el campo y, aunque en el discurso dice otra cosa, considera a una gran parte de la industria como un sector improductivo que sólo sobrevivió al calor del populismo y la sustitución de importaciones.
El corto período que los encontró abrazados comenzó a finales de 2016, en pleno proceso de reforma previsional, pero la llama del cariño se fue extinguiendo ante las necesidad del año electoral. En noviembre del año mencionado, Industriales y Macri se dieron la mano para avanzar con las reformas tributaria y laboral. La primera les pareció tenue y la segunda nunca salió del cajón.
Ahora, la relación entre la UIA y Macri está quebrada y los primeros ya no lo disimulan. El triple decreto de esta semana que redujo el 66% de las retribuciones a las exportaciones terminó romper ese lazo que unían la necesidad de bajar impuestos y de quitarle poder a los sindicatos. "Yo no veo un plan en el largo plazo o los que se siguieron hasta ahora no han sido los correctos", afirmó Acevedo este jueves.
En tanto, el líder de los industriales aseguró que el "ajuste tendrá consecuencias negativas”, que Macri "todavía no ha podido bajar la inflación, que era una de las metas que tenía desde el comienzo de su gestión", que "todavía hay un problema con el tipo de cambio” y que el país "va a seguir en recesión hasta fin de año” y no cree que eso "se revierta”. Todas declaraciones que apuntan en la misma dirección: las cosas no se están haciendo bien.
De cara al 2019, con el campo todavía en el bolsillo pero alertado por el decreto de los subproductos de la soja, el Gobierno pierde el afecto de otro sector clave. Sin margen para decepcionar a otro amigo sin perderlo, Cambiemos continúa con el ajuste a pedido del Fondo para evitar la crisis, aunque derroche caudal político en el medio.
"La corrida cambiaria sigue existiendo, esa crisis la tenemos latente. Y cuando empieza a devaluarse el dólar, inmediatamente pega en la inflación"
"Cuando se tienen que mejorar las finanzas, lo que claramente hay que hacer es ver cómo vender más"
"A los efectos de agrandar la economía, no aparece el plan. Lo principal no es pensar cómo hacer para gastar menos, sino para que ingrese más"