El sector industrial atraviesa un momento crítico. Según el Indec, los números de enero indican que la capacidad instalada descendió 0,4% más, hasta llegar a 56,2%, el nivel más bajo desde 2002, una cifra que impacta en la gestión del Gobierno nacional en un año electoral.

En medio de una recesión económica, con inflación, aumento del dólar y caída del consumo y la producción, el índice que indica el nivel del funcionamiento de la actividad industrial, cayó un 5,4% en comparación al 61,6% registrado el año anterior. 

Cuando salieron los números de diciembre se habían registrado como los más bajos en 17 años, luego de la crisis de 2002, con un 56,6%. Sin embargo, las estadísticas de enero profundizaron la caída, y comenzaron el año con un derrumbe superior. 

Los sectores más afectados fueron la industria automotriz con un 15,7%, productos textiles con el 31,4%, la industria metalmecánica excepto automotores con el 38,4%, productos de caucho y plástico con el 48,4%, edición e impresión con el 56,7% y los productos alimenticios y bebidas con el 57,5%.

La industria automotriz registró un nivel de utilización de la capacidad instalada con menos de dos máquinas en funcionamiento cada 10, como consecuencia de la disminución de la cantidad de unidades fabricadas por las terminales automotrices y de la realización de paradas técnicas en algunas plantas productivas.

Por otro lado, algunas industrias aumentaron su producción respecto al mes anterior, como por ejemplo los productos de caucho y plástico que en diciembre tenían un 47,2% de capacidad instalada, los bienes del sector edición e impresión que tenían el 48,9% y los productos del tabaco que tenían el 56% y cerraron muy bien, con el número más alto en los últimos 12 meses. 

Con estas cifras el destino de la economía es incierto y el Ejecutivo podría optar por continuar su plan de aferrarse al campo y a la cosecha récord para intentar lograr un déficit cero de cara a octubre.