Hubo un gesto simbólico en la reunión de los gobernadores, el jueves pasado en el Consejo Federal de Inversión (CFI). El senador peronista Miguel Ángel Pichetto se sentó en la cabecera de la mesa y coordinó las inquietudes de los caudillos provinciales. Allí se delimitó cómo será la relación de ahora en más entre el peronismo y el Gobierno.  El gesto no es casual. El rionegrino es una llave que abre dos cofres. El de un peronismo que puede cooperar para sacar leyes claves en el Congreso y, a su vez, garante de la división pejotista, que tantos buenos resultados le trajo hasta el momento a Cambiemos.

Pichetto funcionó como un nexo de las negociaciones entre el abogado de Alejandra Gils Carbó, León Arslanián y el ministro de Justicia, Germán Garavano, en donde se convino que la "mejor salida” era la renuncia. El Jefe del bloque de senadores peronistas le dijo a Arslanián "que no había margen para defenderla en el Senado”, y con eso selló la suerte de la Procuradora. La Cámara Alta era el último eslabón de contención de la Procuradora. Pichetto es quien comanda la tropa de 41 senadores del PJ en el Senado hasta diciembre, y aspira a seguir haciéndolo una vez que asuma Cristina Kirchner.  

El rionegrino es una llave que abre dos cofres: el de un peronismo que ayude al Gobierno a sacar leyes clave y, a su vez, es la garantía de la división pejotista

El candidato de Macri a suceder a Gils Carbó es el fiscal Raúl Pleé, mientras que el del rionegrino, es el histórico constitucionalista Alberto García Lema, uno de los redactores de la nueva Constitución de 1994. Habrá que ver qué resulta de esa negociación.

Ayer el Gobierno hizo una muestra de poder en el Centro Cultural Kirchner y presentó las líneas generales de los cambios laborales, fiscales, previsionales, judiciales y electorales que pretende para los próximos años ante el círculo rojo. La mayoría de esos proyectos necesita las manos alzadas de las bancadas del PJ y ahí Pichetto cobra un valor estratégico. El rionegrino es el principal estratega del poskirchnerismo.

Utiliza el Gobierno a Pichetto como la llave opositora para aprobar las reformas

Hace algunos días sentó su posición: "si hay que sancionar una ley de blanqueo de trabajadores para que aumente la recaudación, se salga del trabajo esclavo y en negro, estoy totalmente de acuerdo. Sería una medida que no plantearía ninguna duda. El Gobierno tuvo resultados positivos acordando con los sindicatos, es importante que los convoque a dialogar y que se incluya al sector empresarial. Pero si la ley de reforma laboral es sólo para ajustar por el lado del trabajador, no va a caminar”.