Al igual que hace cuatro años, la contienda proselitista para captar los últimos votos previo a los comicios presidenciales de los Estados Unidos tuvo al Cinturón del Óxido como epicentro. En Ohio, Michigan, Wisconsin y Pensilvania, los estados pendulares que inclinarán la balanza, el presidente Donald Trump y su contrincante Joe Biden cerraron la campaña con un llamamiento a la movilización de sus coaliciones.

En la ciudad de Pensilvania, el mandatario norteamericano reunió a su tropa y en uno de sus últimos discursos, volvió a apelar a la hostilidad para diferenciarse de su rival. "Un voto por Biden es un voto para ceder el control del gobierno a los globalistas, comunistas, socialistas, los liberales ricos hipócritas que quieren silenciarlos, censurarlos", disparó.

Con el voto por correo en el centro de la escena -Trump advirtió que llamará a sus abogados en caso de que los estados continúen contando votos el día después de la elección-, el magnate se dedicó a fustigar a las encuestadoras que lo vaticinan perdedor, mientras la jefa de campaña de Biden, Jennifer O'Malley Dillon, aseguró que "bajo ningún escenario" el actual presidente será anunciado ganador en la noche de los comicios.

[recomendado postid= 121233]

Hasta este martes, más de 90 millones de norteamericanos ya habían emitido su voto mediante el mecanismo de votación anticipada que fue más utilizado este año dada la pandemia del nuevo coronavirus. La participación temprana sorprendió hasta a los propios analistas estadounidenses: han sufragado casi el 65% del total de votantes en la contienda de 2016 entre Trump y Hillary Clinton.

El candidato de los demócratas, que en las últimas horas recibió el respaldo explícito de Barack Obama, hizo escala en Cleveland antes de realizar su último acto en la ciudad de Pittsburgh. "Mi mensaje es simple: el poder de cambiar el país está en sus manos. Lo que pasa ahora, lo que pasará mañana, va a determinar cómo se ve este país por un par de generaciones", exclamó, y aseveró: "El presidente no se va a robar esta elección". 

Trump optó por fustigar a las personalidades que apoyaron la campaña de Biden, como el basquetbolista LeBron James -convocó al voto desde la plataforma inigualable de la NBA, en cada aparición pública- y la cantante Lady Gaga, quien encabezó un show tras el último discurso del ex vicepresidente demócrata.

"¿Qué hay del baloncesto? ¿Qué hay de LeBron? Me sentí mal por LeBron. Me sentí muy mal. Sus audiencias han bajado un 71 por ciento y eso es por su campeonato. Yo no vi ni un sólo lanzamiento suyo. Me aburre. Cuando no respetan a nuestro país, cuando no respetan nuestra bandera, nadie quiere mirar. ¡Nadie!", lanzó, en tanto afirmó que el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, Anthony Fauci, "se ha equivocado en muchas cosas" en la gestión sanitaria contra el Covid-19. El funcionario, en el inicio de la pandemia, fue uno de los baluartes de su administración.

"¡Tuvimos suficiente con el caos! Tuvimos suficiente con los tuits, la ira, el odio, el fracaso, la irresponsabilidad", sentenció Biden en Ohio. Más tarde, en Pittsburgh, le preguntó a sus seguidores si estaban listos para decirle a Trump "estás despedido" en la madrugada del miércoles.

El promedio de sondeos del sitio RealClearPolitics le otorga una ventaja de 6,5%, pero el pasado reciente le ofrece una alerta: en los comicios del 2016, las encuestas quedaron desconcertadas ante la derrota de Clinton, que venció en el voto popular pero consiguió menos electores.