Una nueva marcha atrás. Este lunes, los portales de los medios de comunicación se hicieron eco de un anuncio de Jorge Capitanich: Alberto Fernández iba a salir de la Quinta de Olivos (en tiempos de pandemia, una segunda Rosada) para un viaje exprés a Chaco, donde anunciaría nuevas medidas sanitarias y económicas junto al gobernador provincial.

Incluso, desde la Gobernación confirmaban a El Canciller, el minuto a minuto de la supuesta recorrida oficial: sería en el aeropuerto de Resistencia, sin actos oficiales ni delegación numerosa. Pero la recomendación médica -incluido un tirón de orejas mediático del propio ministro de Salud de Nación, Ginés González García- bastó para que el Presidente vuelva sobre sus pasos y descarte su viaje a la provincia norteña.

Al Presidente lo reemplazará la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti. Fernández, por caso, seguirá la reunión, vía Zoom. Sin embargo, pese al frustrado viaje el objetivo sigue siendo el mismo por parte del jefe de Estado: dar la cara -virtual o en vivo- en los focos latentes de contagio. Lo hizo el viernes pasado, en la demorada conferencia con Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof. Ahora, en Chaco, el otro distrito en el que no cesa el número de infectados.

Por su parte, si se rastrean las últimas semanas, los gestos de la Rosada con la provincia norteña se vienen multiplicando. Un ejemplo notorio fue la confirmación de la tercera entrega del Ingreso Familiar de Emergencia en el Gran Chaco. El ingreso de 10 mil pesos para los marginados de la economía formal solo perduran, ahora, en esa región y en el AMBA. Y cabe destacar que, de acuerdo al Indec, Resistencia es la segunda ciudad con mayor pobreza en Argentina: el 44% de los residentes se encuentran por debajo de la línea de la pobreza.

Pero las ayudas no finalizan allí. Días atrás, por fuera de la lupa mediática, el propio Capitanich anduvo de recorrida por Buenos Aires. En una de sus reuniones, el ex jefe de Gabinete firmó un convenio con Martín Guzmán para amortizar los gastos de la asistencia sanitaria. En total, fueron 2.500 millones de pesos. Tras la foto, el Gobernador devolvió la gentileza: ratificó su apoyo al ministro de Economía en plena negociación con los bonistas privados.

También consiguió un nuevo aporte, exclusivo para la ciudad de Resistencia, de 70 millones de pesos. Lo hizo con el aval del Ministerio del Interior, que conduce Eduardo Wado de Pedro.

Una gira "exitosa" para el Gobernador.

Conducción del PJ, con el ¿apoyo? del Patria

El sostén al antiguo intendente de Resistencia no es propiedad, absoluta, de Alberto Fernández. Hombre clave en los últimos años del kirchnerismo, en 2013 Capitanich decidió renunciar a la Gobernación -cumplía su segundo mandato- para ser el jefe de ministros de Cristina Kirchner.

Eran tiempos de máxima crispación con Clarín, post derrota legislativa a manos de Sergio Massa. El chaqueño sabía que la Jefatura de Gabinete era el lugar ideal para mostrarse en la vidriera nacional: la elección de 2015 estaba cerca y se sabía que la presidenta no podría ir por un tercer mandato.

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Pero la política no es sólo planificación y, dos años más tarde, Capitanich volvió a refugiarse en su tierra natal, al reasumir -de nuevo- como Gobernador. Luego, pelearía por la intendencia de la capital provincial. Al mismo tiempo, Cristina Kirchner elegía a otro gobernador, Daniel Scioli, para la elección presidencial.

De aquel entonces, hay dos claves que se mantienen vigentes: la ambición de Capitanich y el vínculo personal con la ahora vicepresidenta. Ambas se materializan cuando el gobernador de Chaco no duda en elevarse como candidato a conducir el Partido Justicialista a nivel nacional, aún cuando la reelección de Gioja parecía encaminada, al contar con el visto bueno de un tal Alberto Fernández.

En el poroteo de la interna, el también presidente del club Sarmiento de Resistencia aspira a contabilizar como propios los votos de los dirigentes que responden al Instituto Patria.

Pautada para marzo (y luego para mayo) la rosca electoral en el PJ igual quedó sepultada: la pandemia suspendió la votación hasta nuevo aviso. Capitanich gana aire para pensar nuevas estrategias.

Toque de queda

Al día de hoy, al igual que el AMBA, Chaco atraviesa sus horas más críticas. El Gobernador decretó una estricta cuarentena, incluso más extensa que el AMBA: será hasta el 24 de julio. La medida abarca a varias ciudades populosas: Resistencia, Fontana, Barranqueras, Puerto Vilelas y Sáenz Peña.

La extensión guarda correlatividad con la escalada de casos. Si se tiene en cuenta el primero de abril, el número de infectados en Chaco era de 96 personas. En solo dos semanas, la tasa de infectados se duplicaba: para el 15 de ese mes, se ya se había trepado la barrera de 200 positivos de COVID-19.

La curva sigue en un constante ascenso. Para mediados de mayo, la cifra de personas con coronavirus era de más de 500 personas. El 25 de junio, por su parte, se triplicó esa cifra: de acuerdo al boletín informativo del Ministerio de Salud, los contagiados llegan a 1.500.

Entre las restricciones que permanecen en la provincia, una de las que más repercute es la "alarma sanitaria" que rige desde el 13 de abril. No es otra cosa que un toque de queda, que prohibe todo tipo de circulación desde las nueve de la noche.

"Pudimos controlar mucho mejor la circulación", argumentan desde la Casa de Gobierno de Chaco. Las crónicas locales, incluso, aseguran que el propio Capitanich recomendará a Vizzotti su implementación para el Área Metropolitana. ¿Tomará nota la secretaria de Acceso a la Salud?