Cuando estalló la tormenta, el ala mediática del círculo rojo le reprochó al Gobierno dos cosas: haber comunicado mal el panorama económico que había al comenzar su gestión y haber sido excesivamente optimista con respecto a su capacidad para resolver los problemas. El presidente Mauricio Macri tomó nota y, en el último tiempo, admitió errores y tuvo que reconocer, aunque con eufemismos, que quizás el futuro cercano no sea tan positivo.

En paralelo, comenzó a implementar una estrategia de comunicación más directa, que comenzó con una conferencia de prensa y un vivo de Instagram, continuó hoy una visita sorpresa a una fundación para jóvenes con problemas de adicciones y cerrará en julio con un nuevo timbreo, herramienta que había sido momentáneamente suspendida tras el derrumbe en la imagen de los principales funcionarios del Gobierno y los reproches crecientes de los vecinos.

Esta mañana, el presidente llegó en helicóptero al predio del club CRISFA y de allí se trasladó a la sede de la Fundación Vejovis, que se dedica a la prevención, asistencia y capacitación de personas con problemas de adicciones. Lo acompañó la gobernadora María Eugenia Vidal, centro de las miradas mediáticas por la denuncia de supuestos aportantes truchos. Los recibieron sus directores, Mario Larrañaga y Gabriela Pavoni, con quienes compartieron mate, medialunas y café. Todo fue subido a las cuentas de Instagram y Snapchat del mandatario, como siempre.

El 3 de julio Macri había hecho lo mismo en la misma ciudad, pero esa vez lo acompañó Gabriela Michetti, por entonces en el centro de las críticas por sus polémicas declaraciones sobre el aborto en casos de violación. Al igual que hoy, llegaron de sorpresa a la pizzería "Un lugar especial", en la que trabajan jóvenes con síndrome de Down, y grabaron videos que compartieron en sus redes.