Los cuadernos de Oscar Centeno no aparecen y crece la tensión en el juzgado de Claudio Bonadio. Esta tarde, el fiscal Carlos Stornelli le pidió al exchofer de Roberto Baratta que lo lleve al lugar donde se suponía que estaban las pruebas a partir de las cuales el magistrado ordenó la detención de 12 empresarios y 5 exfuncionarios y citó a indagatoria a la expresidenta Cristina Kirchner y a otros 17 presuntos implicados. Pero no había nada.

Stornelli no podía ocultar su fastidio. Horas antes, él y Bonadio habían sido los artífices de un megaoperativo en el que apresaron a los presuntos integrantes de una red de corrupción descripta en las fotocopias de unos cuadernos atribuidos a Centeno que ahora no aparecen. Incluso trascendió que el exchofer confesó que no recuerda qué hizo con ellos y que existe la posibilidad de que los haya quemado.

La noticia desató una ola de sospechas, que poco a poco se convirtieron en reacciones que transitaron entre la sorna y la indignación. El kirchnerismo, que había mantenido un prudente silencio, aprovechó el desconcierto judicial para lanzarse contra Bonadio, Macri y hasta La Nación.

"¿Vos me querés decir que detuvieron gente e hicieron todo este barullo con fotocopias?", se preguntó Graciana Peñafort, exabogada de Cristina y actual representante legal del excanciller Héctor Timerman. También la exdiputada Juliana Di Tullio se burló del hecho:  "Son geniales; presos, allanamientos, pedidos de indagatoria ¡y todo con unas fotocopias! NO TENíAN LOS FAMOSOS CUADERNOS".

También se hizo eco de las novedades la diputada y periodista Gabriela Cerruti, que acaba de publicar un libro crítico de la gestión de Macri. "Lo grave es meter gente presa por unas fotocopias, está claro. Pero que La Nación te haga la tapa y circule durante dos días fotos de cuadernos que no son reales sin aclarar que no son reales, es por lo menos de dudosa ética periodística", retrucó.