Con un tuit, Mauricio Macri desató uno de los conflictos políticos más inesperados de su gestión como presidente. El pedido del regreso del público visitante a las canchas de la Ciudad de Buenos Aires para la final de la Libertadores entre Boca y River no solo tensionó aun más su relación con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, sino que puso en riesgo su credibilidad y liderazgo en el principal bastión electoral de Cambiemos.

Al culebrón del viernes entre los ministros de Seguridad de la Nación y la Ciudad, que derivó en que Macri cediera a los clubes la decisión final, se sumó anoche el rechazo por parte de los presidentes de Boca y River, Daniel Angelici y Rodolfo D'Onofrio, que se hará oficial hoy. Los presidentes del Xeneize y del Millonario cuestionaron, además, que semejante determinación no se haya charlado previamente con ellos. 

En su mensaje del viernes, el mandatario sostuvo que la final de la Libertadores entre los dos equipos más importantes del país era "una oportunidad de demostrar madurez" como sociedad y confirmar el "cambio" que lleva adelante el Gobierno nacional. La realidad se llevó por delante la retórica presidencial: además del riesgo de que haya hechos de violencia, ni la Ciudad va a reasignarle a un evento deportivo policías que deben custodiar a los vecinos, ni los clubes quieren entrar en un conflicto con sus socios por un capricho del presidente.

Su propia idea dejó a Macri expuesto hacia adentro y hacia afuera. A la espera de encuestas de opinión pública que reflejen cómo impactó en la sociedad, en principio la relación con Rodríguez Larreta, que ya venía dañada y había llegado a su peor momento durante la negociación por el Presupuesto, quedó aun más tensionada. No es un dato menor: el exjefe de Gabinete porteño gobierna el bastión electoral más importante de Cambiemos, donde se hace fuerte otra figura que también tiene a maltraer al presidente: Elisa Carrió.

El fallido anuncio será un tema inevitable de conversación en el almuerzo que compartirán hoy los referentes del PRO en la sede partidaria de Balcarce al 400. Allí estarán Marcos Peña, Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Rogelio Frigerio, Fernando de Andreis, Diego Santilli, Federico Salvai, Sebastián García de Luca, Humberto Schiavoni y Francisco Quintana.

Según Luis Majul, si la jugada de los visitantes salía bien, el único que iba a capitalizarla electoralmente era Macri. Pero el esfuerzo lo harían la Ciudad y los dos clubes más importantes del país, cuyos intereses no están alineados con los del mandatario. Sobre todo el de D'Onofrio, cada vez más cerca de abandonar la política para pasar a una liga mayor.