La Universidad de Buenos Aires (UBA) es la única casa de altos estudios de Latinoamérica en el top 100 mundial, de acuerdo al ranking QS Quacquarelli Symonds 2026, que clasificó 1.501 instituciones en más de 100 países.

Aunque bajó 13 posiciones respecto del año pasado "debido a la crisis por el desfinanciamiento científico", la entidad argentina quedó como la mejor representante de la región luego de que tres de sus homólogas salieran del selecto grupo.

Se trata de la Universidad de San Pablo (USP) de Brasil, la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que quedaron en los puestos 108, 116 y 136, respectivamente, mientras que la UBA se posicionó 84ᵃ.

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Según el ranking QS, encabezado desde hace 14 años por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), la institución local lidera en esta edición en seis indicadores, con mejoras en cuatro de ellos: reputación académica, resultados de la empleabilidad, proporción de estudiantes por profesor y redes internacionales.

En este marco, el vicepresidente senior de QS, Ben Sowter, puntualizó que la casa de altos estudios argentina "ha emergido como la única representante de América Latina en el top 100 mundial de universidades, un logro significativo tras la salida de pares regionales como la USP, la UNAM y la Pontificia Universidad Católica de Chile".

Al respecto, consideró que su desempeño en el ranking subraya su "perdurable reputación" como la "principal institución del país, altamente valorada tanto por empleadores internacionales como por académicos".

Sin embargo, también aprovechó para advertir que "las universidades públicas de Argentina enfrentan presiones crecientes en medio de problemas de financiación, necesidades sociales cambiantes y resultados estudiantiles desiguales, lo que desata un debate sobre el futuro de su sistema de educación superior".

"La resiliencia de la UBA en los rankings globales demuestra la capacidad de Argentina para competir en los niveles más altos, pero un progreso renovado requerirá abordar las brechas estructurales si su sector de educación superior quiere revertir su tendencia a la baja", concluyó.