La agenda de la últimas semanas se vio atravesada por distintos acontecimientos que posicionaron al Gobierno en una actitud defensiva. La última, a partir de la revelación, en boca de Victorio Tolosa Paz, de que “en el peronismo se garcha”. Los dirigentes del amplio arco opositor aprovecharon la oportunidad para repudiar los dichos de la platense, aunque no fueron los únicos: el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, se diferenció de su compañera y dijo que “si no hay justicia social, si hay inequidad social; por más garche que haya, el pueblo es infeliz”.

En medio de la discusión acerca del derecho al disfrute y al goce, y sobre si había influido en algo que la vocera de la frase fuera una mujer –y peronista–, Berni aplicó su correctivo. Sin embargo, no es la primera vez que el ministro se planta como el garante de la autocrítica del Frente de Todos (FdT).

Después del escándalo de la foto del OlivosGate, el bonaerense acuso a Alberto Fernández de haberle echado la culpa a su esposa, Fabiola Yánez, y dijo: “Si entregamos a nuestra compañera, es difícil que nos crean capaces de defender al país”. Ahora, a raíz de la polémica del video de la “Docente K” discutiendo con su estudiante, el presidente calificó el hecho como un “debate formidable que le abre la cabeza al alumno” y Berni, una vez más, reafirmó su distancia con el mandatario: “No podemos permitir adoctrinamiento con nuestros hijos. Al colegio uno va a formarse”.

Sergio Berni: entre el corrector, el jodido y el "Lilito peronista"

En tan solo unas semanas, el corrector serial retó a la cabeza de lista y al presidente y, al mismo tiempo, reivindicó dos de los valores de los que se jacta cualquiera que se haga llamar tradicionalista: el trabajo y la familia. Faltaba el tercero: la ética.

Es conocida la perseverante confrontación del ministro de Seguridad de la Provincia y su par en Nación. A Sabrina Frederic le preguntaron en declaraciones radiales si para evitar robos había que “irse del país” y su respuesta fue que no, y agregó: “Suiza es más tranquila, pero más aburrida”. A la ocurrencia de la ministra le siguió lo previsible. “Durante la pandemia estuvo de fiesta, nosotros en vez de eso estuvimos trabajando. Ella cree que nosotros vivimos de joda”, criticó Berni.

El jodido

En el más violento de los cruces, Frederic no estuvo presente. Pero sí lo estaba Eduardo Villalba, su segundo en la cartera de Seguridad. Cuando encontraron en marzo a la desaparecida Maia Beloso ingresó a la dependencia de la Policía Bonaerense donde se encontraba la niña y chocó con un Berni enardecido que lo trató de “oportunista” y lo tomó del cuello al grito de “salí de acá, te voy a cagar a trompadas”.

En la Casa Rosada nunca se olvidaron de aquel episodio. En el armado de listas del FdT en la Provincia, Berni intentó presentar una propia, pero su motivación quedo solo en una expresión de deseo. En cambio, incorporó a su esposa Agustina Propato, en el quinto lugar de la lista única de la coalición gobernante.

El hombre cercano a Cristina Fernández de Kirchner es uno de los dirigentes con mayor intención de voto en su espacio, al igual que Patricia Bullrich dentro de JxC, con la que comparte no solo ideas sino también una reciente entrevista conjunta en diario Perfil. Algunos lo llaman “el Lilito peronista”.

Con sus raides mediáticos y sus videos de corte cinematográfico sobre su gestión, en los que instala su marca de “Fuerza Buenos Aires”, ha generado la imagen de un funcionario que habla desde el “sentido común”, “está en la calle” y “siempre dice lo que piensa”.