Ricardo Centurión parecía haber aprendido la lección. Después de sus escándalos en Boca, el delantero de Racing venía de semanas-meses tranquilos sin conflictos públicos.

Pero no. Esta mañana volvió a estar en tapa de todos los diarios por haber protagonizado un nuevo escándalo cuando agentes del Municipio de Lanús le advirtieron que había pasado varios semáforos en rojo.

Luego de frenarlo, el futbolista de la Academia se puso cara a cara con un policía y se negó a ser sometido a un control de alcoholemia. En este contexto, las autoridades se llevaron el auto del atacante.

Acto seguido, Centurión, visiblemente borracho, quiso “arreglar” con el policía para intentar zafar de una multa. Incluso insistió en varias oportunidades después del rechazo del agente de control que le explicaba los pasos a seguir.

Violencia de género

No es la primera vez que el jugador es protagonista de un escándalo. El hecho más grave que lo tuvo en primera plana fue luego de la denuncia de su ex novia, Melisa Tozzi, por violencia de género. “Me astilló tres dientes y me ahorcó”, había relatado la mujer.

Choque y fuga

En 2016, Centurión colisionó en Avellaneda y abandonó el lugar. Después, aconsejado por sus abogados, se presentó en la comisaría y reveló haber sido el autor de incidente.

Semáforo verde para Centurión: suma escándalos, pero mete goles y gana partidos

A las piñas en un hotel

En 2017, en Boca, Centurión tuvo su espacio para las polémicas. Fueron las cámaras de seguridad de un hotel las que lo mostraron fuera de eje y al borde de las trompadas con sus compañeros. Nunca se terminó de determinar con quién se enfrentaba Ricky, pero si lo reflejan descontrolado en los pasillos del lugar y frenado por Vergini, Pablo Pérez y Benedetto.

En definitiva, los escándalos siguen formando parte de la vida de Centurión. Choques, golpes y más. Igual, al parecer todo pasa. Nada cambia. Quién interviene para frenar y ayudar a un jugador que no está en su eje. Parece que si la pelota entra en el arco todo se justifica. El dinero, el poder y los “arreglos” que no pudo saltear Centurión esta vez se convirtieron en moneda corriente. Y, al menos por estas horas, tiene el semáforo en verde.