La región de Venezuela, impulsada por el rechazo de Donald Trump al gobierno de Nicolás Maduro, se consolida como un país en el que se disputa el poder mundial. Los gigantes Rusia y China ya se manifestaron a favor del presidente electo. Mientras que Turquía, México, Bolivia, Uruguay, Nicaragua, Cuba, El Salvador, Siria e Irán acompañan al sucesor de Chávez. 

En menor o mayor medida, los mandatarios de los países que apoyan a Maduro se identifican por su rechazo a Estados Unidos. Mientras que Andrés López Obrador informó que no prevén cambiar las relaciones diplomáticas con Venezuela, Evo Morales sentenció que “el imperialismo” busca herir la democracia bolivariana. 

En tanto, el senador del Consejo de la Federación de Rusia, Andréi Klímov, confirmó que no desconocen el mandato de Maduro. A su vez, China se mantiene en silencio y manifiesta de esa manera, no reconocer a Juan Guaidó como el nuevo presidente de Venezuela. 

Irán, el cuarto país con mayores reservas de petróleo del mundo, es otro de los país enfrentado a Estados Unidos, que, a través de un comunicado firmado por el presidente de esa nación, reconoció la asunción de Maduro como una democracia.

La ayuda económica que Venezuela recibe de Rusia y China es lo que le permite de algún modo seguir en pie. Y de esa manera las potencias se aseguran un espacio que les permite medir el poder con Estados Unidos.

Mientras tanto Juan Guaidó Márquez, el diputado y proclamado presidente de Venezuela que le disputa el poder a Maduro y recibe el apoyo de Estados Unidos, la Unión Europea y el Grupo de Lima, se afianza a través del alzamiento popular.

Las calles decidirán el destino de Venezuela y en un eventual enfrentamiento cívil permitira a los países más importantes del mundo comandados por Trump, Vladímir Putin y Xi Jinping medir sus fuerzas políticas.