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Carmel Agius, el juez que deliberaba en La Haya le pidió sin éxito que no tome el veneno. Sin embargo, lo hizo. El criminal de guerra bosniocroata Slobodan Praljak dijo que era inocente e ingirió un líquido de una botella pequeña. El resultado vino en el acto: falleció mientras los presentes en el Tribunal de la Haya miraban sin salir de la conmoción. Momentos antes el Tribunal Penal Internacional confirmó su condena de 20 años por crímenes de guerra.

A Praljak se lo acusaba, junto a otros seis ex militares, de crímenes de guerra en el conflicto entre croatas y musulmanes (1993-1994) que estalló durante la guerra en Bosnia (1992-1995). Según el tribunal, el bosniocroata (que fue jefe del Consejo Croata de Defensa -Hrvatsko Vijece Obrane-HVO) participó de un plan criminal conjunto desde -aproximadamente- 1991 y abril de 1994. Uno de sus objetivos principales era crear una “Gran Croacia étnicamente pura”. Según numerosos testigos, el bosniocroata “instigó el odio político, étnico o religioso, el uso de la fuerza, la intimidación y el terror, incluidas detenciones masivas en las que murieron personas".

Luego, participó en el establecimiento y desarrollo de un sistema de campos de concentración y otros centros de detención. También supuestamente, a través de malos tratos a musulmanes bosnios, motorizó su deportación forzada y sometió a las poblaciones encarceladas a trabajos forzados”.Sin embargo, la acusación no se queda ahí: la Justicia lo señaló porque “su accionar habilitó el ataque contra civiles musulmanes y la destrucción, el saqueo o el robo de sus bienes, el encarcelamiento en masa y los malos tratos, la violencia sexual, las ejecuciones”.

En el juicio, el principal acusado, es Jadranko Prlic, de 58 años y ex jefe de Gobierno del entonces autoproclamado mini-estado de Herzeg-Bosna, fue sentenciado a 25 años de cárcel. Hasta el momento se desconoce cómo seguirá el proceso.