Apenas terminado el partido entre Argentina y Croacia, los 40 millones de hinchas albicelestes y los 23 jugadores de la Selección se vieron afuera del Mundial de Rusia 2018, después de cuatro años esperando por una revancha ante aquella final perdida contra Alemania. Luego del shock por la goleada, la gente comenzó a sacar la calculadora y verificar aquella premonición que sacudió a todos.

Los cálculos eran sencillos. Nigeria debía hacer un buen partido frente a Islandia. Un empate dejaba a la albiceleste con chances y, una victoria, con posibilidades mucho más concretas. Ahora, con el triunfo del equipo africano, los jugadores deben enfrentar al mayor de los demonios de este Seleccionado: una clasificación que depende de sí mismos. Por suerte, y tal como era de esperar, la esperanza que llenó de ilusiones a las multitudes también pegó en seno del golpeado plantel.

Después de una noche larga en la que muchos jugadores no durmieron, comenzó una práctica mucho incluso más silenciosa. Las caras largas asomaban por todos lados y casi nadie hablaba. Para las 12 (horario de Argentina), los jugadores tuvieron vía libre para ver el partido que podía darles una vida más para un equipo que sólo sacó 1 de 6 puntos posibles. Algunos improvisaron un cine con la gente de utilería y otros vieron el encuentro desde sus cuartos.

La división en dos que generaron declaraciones como la del Kun Agüero (después de una pregunta tergiversada de un periodista deportivo) entre plantel y cuerpo técnico no fue resuelta, pero las dos partes razonaron que, como sea, el martes hay que ganar y dejarlo todo. El sinceramiento entre las partes ocurrió tras una reunión entre cuerpo técnico, Claudio Chiqui Tapia, Lionel Messi y Javier Mascherano como voceros de los jugadores (que también participaron de la charla).

En la reunión, los jugadores expresaron su rechazo a algunos caprichos del técnico, como los cambios de esquema a último minuto y armados raros de estrategias. En ese sentido, Jorge Sampaoli respondió dando la razón: sin nombres propios, está casi asegurado que la Selección saldrá el martes con un clásico 4-4-2 y con Franco Armani como arquero titular, tanto por la falta de confianza de Wilfredo Caballero así como para preservarlo ante las críticas.

Nombres que suenan


Dada la falta de espalda del DT por los dos malos partidos jugados, el próximo equipo que pondrá en cancha Sampaoli estará mucho más ligado al humor de los hinchas. El cambio de Armani por Caballero llega tarde, pero con lo justo para que el arquero de River pueda demostrar el nivel que mantiene fecha a fecha en su club.

Otro jugador que tiene muchas chances de estar en el once inicial es Cristian Pavón. El siete de Boca mostró actitud en su ingreso ante Islandia. Frente a Croacia no pudo hacer lo mismo, pero no carga con ninguna culpa: entró cuando Argentina iba perdiendo y el bajón anímico de todos sus compañeros lo contagió. De arranque, la figura de la Superliga genera muchas expectativas y puede ser una opción de pase siempre disponible para Messi.

Además del Xeneize, otros jugadores entran en la nómina de posibles: Banega podría volver al equipo titular. El objetivo de su ingreso estaría ligado a entregarle la pelota redonda a  Messi. Por otro lado, sin lugar en el esquema táctico, pero con chances merecidas, el cuerpo técnico busca la forma de que Paulo Dybala juegue desde el minuto 0.



Más allá de los cambios de esquema y de nombres, el avance de la Selección depende de la mentalidad del equipo. Es probable que el técnico evalúe la confianza de cada jugador antes del partido para decidirse. El principal rival de Argentina del martes será Argentina misma. El equipo deberá demostrar la capacidad de salir a buscar el partido y, si las cosas se ponen adversas, a levantarse. La jerarquía individual es evidente, pero tiene que aparecer el equipo.