La enorme alegría del kirchnerismo por el regreso público de Cristina Fernández movilizó a los fieles hacia el predio de La Rural para escucharla en el marco de la presentación de su libro, Sinceramente.

Sin embargo, el fragor de las encuestas que la muestran ganadora, las memorias que se convirtieron en best seller en tiempo récord y la falsa épica de una lluvia por momentos agobiante, parecieron (sin justificarlo) haberle nublado el juicio a un grupo de militantes que agredieron sin razón a una cronista de Telenoche y TN.

En la previa del discurso de la expresidenta, una decena de militantes se dedicó a hostigar incesantemente a la periodista María Eugenia Duffard solo por el hecho de pertenecer a una de las señales del Grupo Clarín.

Y aunque algunos se excusaron inútilmente en la ausencia de violencia física contra la cronista, resultó aún más llamativo la sostenida y repudiable poca conciencia y tolerancia de este grupo que agredió verbal y psicológicamente nada más ni nada menos que a una trabajadora.