Reducción de ministerios, abandono del Mercosur y privatizaciones: el plan reformista de Bolsonaro

El ultraderechista Jair Bolsonaro, presidente electo de Brasil, prometió un abanico de reformas estructurales en su país en aras de retomar la senda del crecimiento económico sostenido, detener los avances del narcotráfico y establecer políticas duras contra la inseguridad. Guiado por Dios y la Constitución, moderó su discurso y pidió terminar con la corrupción. La alianza entre la cruz y la espada del nuevo presidente de Brasil.

Tal como Mauricio Macri lo hizo en Argentina, aunque dos años y con todo su caudal político, Bolsonaro prometió reducir la cantidad de ministerios. El presidente electo pasará de tener 29 carteras a 19. Además, anunció la creación de un poderoso ministerio de infraestructura con el fin de realizar desde ahí las reformas claves para su país.

En la búsqueda por achicar el déficit fiscal y volver productivas a algunas empresas que navegan cerca de la quiebra, Bolsonaro anunció una serie de privatizaciones de las empresas estatales. Las reformas comenzarán desde el día cero.

Su ministro de Economía, Pablo Guedes, anunció que el Mercosur no será prioridad para Brasil y Bolsonaro lo dejaría de lado para entablar relaciones de libre comercio con Europa y Estados Unidos. La traba del Mercosur, que impide negociar por separado con otras potencias, es uno de los alicientes que llevarán a la ruptura.

La decisión también tiene que ver con la búsqueda de inversiones brasileña. Bolsonaro intentará que en su país se desarrollen las producciones de dos minerales, pero para hacerlo, requiere una gran inversión estructural que los países latinoamericanos no pueden hacer. Por eso, su foco estará puesto directamente en las potencias europeas, Estados Unidos y China.

Fuentes cercanas al presidente electo aseguraron que el nuevo presidente de Brasil quiere – tal como lo prometió durante su campaña  y como lo hizo Donald Trump– trasladar la embajada de su país de Tel Aviv a Jerusalem. Según la fuente, el tema será estudiado, principalmente en base a la pregunta de si la medida ayudará o no a impulsar la paz en Medio Oriente.

La ambición de poder local, regional y global de Bolsonaro complicará la agenda internacional de Macri, que se apalancaba sobre sus éxitos en la arena mundial y la debilidad institucional de Brasil. El ministro de Economía ya avisó que Argentina no será prioridad, pero el comercio bilateral continuará.

El presidente argentino ahora se encuentra ante el desafío de mantenerse como el máximo referente político de América Latina, lugar en el que fue situado por el propio Donald Trump y los pares del G20. Con un nuevo presidente en Brasil que respalda los intereses del establishment, puede aparecer un nuevo líder regional.