Para explicar la forma en que se construye una acusación, un fiscal federal suele comparar las causas con rompecabezas. Cuando es simple, las piezas son más grandes y casi que se acomodan solas. Cuando es complejo, algunas desprolijidades pueden esconderse tras la maraña de piezas. Varias pueden no encajar aunque a simple vista resulten imperceptibles.

Dos meses pasaron desde el momento en que la causa por extorsión que le inició Pedro Etchebest a Marcelo D'Alessio se hizo pública. En ese momento, la maniobra era, cuanto menos, llamativa por los vínculos del supuesto extorsionador con uno de los fiscales de la causa cuadernos, Carlos Stornelli. Lo que no se preveía es que el expediente se convirtiera en un caso repleto de espías, carpetazos y la posibilidad de haber desenmascarado a parte de una red que, desde siempre, se dedicaba a realizar tareas de inteligencia con diferentes fines.

Los actores dentro de la trama son de lo más diversos: D'Alessio pasó de ser un girador con buen chamuyo a un falso abogado con muchas herramientas de inteligencia y con acceso casi irrestricto a ciertos juzgados y fiscalías. El allanamiento en su casa, el descubrimiento de seguimientos y aprietes a diversas personas dio la pauta: no actuaba solo. Su estrategia parece ser ahora conseguir que el expediente pase a Comodoro Py y quede en el limbo que tanto conoce.

Stornelli sabe que consiguió freezar por ahora su situación. El daño colateral es que quizás deba abandonar la causa de los cuadernos. 

El otro que apuesta por lo mismo es el "mejor rebelde que procesado" Stornelli. El fiscal sabe que consiguió freezar por ahora su situación, juega con que Ramos Padilla no puede procesarlo. El daño colateral es que quizás deba abandonar la causa de los cuadernos. No obstante, la intención es esperar el fallo de la Cámara Federal de Mar del Plata: de ahí depende que el expediente se quede en Dolores o pase al Principado de Retiro. El Plan C: ir hasta Casación, donde todo le sería más amigable.

Comodoro Py mira expectante los movimientos de Dolores. No les interesa a los jueces mostrarse cercanos a Ramos Padilla, pero tampoco quieren esta causa. La guerra de servicios desatada ahí adentro puede generarles demasiadas lesiones. Muchos se preguntan si alguno de sus diálogos aparecerán en los celulares del falso abogado. La primera reacción fue un procesamiento directo a D'Alessio por parte de Luis Rodriguez por una causa que llevaba años allí. Paralizada.

Juan Ignacio Bidone entra en este esquema como un proveedor. El que le pasaba al falso letrado parte de la información por fuera del circuito legal. Un fiscal dándole data valiosa, por fuera de su función. ¿Por camaradería? ¿También era extorsionado? ¿Engañado? Bidone, el fiscal del triple crimen de General Rodríguez, quiere arrepentirse. Aún no está claro si podrá y si aportará algo más allá de su defensa.

¿Hasta donde podrá avanzar el juez con los datos que consiga de D'Alessio? ¿Hay chances de sobrevida si todo pasa a Comodoro Py? El final está abierto y no se descartan más jugadores para este mercado judicial.

Y si de arrepentidos se trata, el exAFI "Rolo" Barreiro abrió una pequeña puerta. Al igual que en cuadernos, sus relatos deberían ser corroborados por otras pruebas. Rolo está acusado de formar parte de esta red junto a los procesados Ricardo Bogoliuk y Aníbal Degastaldi, los expolicías bonaerenses que fueron parte (oficial y extraoficialmente) de la inteligencia argentina. Lo de Barreiro por ahora tiene un final abierto, básicamente porque el fiscal Juan Pablo Curi se opone a su declaración sin contar con el relevo de secreto por parte de Mauricio Macri. Curi, además, busca deshacerse de la causa y ya insistió ante la Cámara de Mar del Plata para que todo pase a la ciudad de Buenos Aires. 

Los espiados fueron varios: Carlos Rosenkrantz; Horacio Rosatti; Jorge Castañón (el ex de la novia de Stornelli); Alejandro Fantino, Romina Manguel y hasta María Eugenia Vidal. Los jueces de la Corte lo sospechaban. Los periodistas, no. En este último caso, la figura de Daniel Santoro dentro de la supuesta red de espionaje aún no ha quedado del todo esclarecida. ¿Sabía que sus charlas con D'Alessio se convertían en reportes de inteligencia? ¿Se puede ser tan ingenuo?

Las causas judiciales que mencionaron tan explícitamente a las agencias de inteligencia nunca han terminado impolutas y con todos los puntos claros. AMIA y Coimas en el Senado son el ejemplo de cuánto puede ensuciarse un expediente cuando hay servicios cerca. Lo que pasa en Dolores promete entrecruzar múltiples estrategias de los involucrados, con intereses desde frentes demasiado diversos. ¿Los espiados querrán enfrentarse a sus victimarios? ¿Hasta donde podrá avanzar el juez con los datos que consiga de D'Alessio? ¿Hay chances de sobrevida si todo pasa a Comodoro Py? El final está abierto y no se descartan más jugadores para este mercado judicial.