La barbarie desatada en las inmediaciones del Monumental y la posterior suspensión de la Superfinal dejó a River Plate en estado de vulnerabilidad, tanto en materia deportiva como en su responsabilidad penal.

Luego de que Boca Juniors determinara ir a fondo por las agresiones al micro del plantel y reclamara a la Conmebol que le otorgue el triunfo por la vía administrativa, la Justicia porteña dispuso un allanamiento en el estadio riverplatense por la reventa de entradas en la fallida final.

La orden, impartida por el fiscal contravencional Norberto Brotto, obedece a los 300 tickets que la división Conductas Delictivas de la Policía de la Ciudad le incautó el viernes pasado al jefe de la barrabrava millonaria, Héctor Caverna Godoy, a quien también le secuestraron $7 millones.

Los efectivos policiales buscan las actas de venta de entradas y el registro de socios para realizar una comparación con las entradas confiscadas, que según probaron las pericias, son originales. En tanto, se llevarán registros informáticos para avanzar en la investigación.

El grupo que encabeza Godoy siempre aporta 300 hombres a la popular Sívori, quienes de manera llamativa no ingresaron al estadio el sábado. La dirigencia de River quedó en la mira judicial, ya que tendrá que explicar cómo le llegó esa cantidad de entradas -a nombre de otros socios e intransferibles- al jefe de Los Borrachos del Tablón.

Brotto investiga el negocio de los tickets en el club millonario desde abril pasado, a partir de un seguimiento al sitio Mercado Libre por la reventa de un partido en ese mes. Lo que ahora busca corroborar es si a los directivos les cabe complicidad por girar las entradas.