Situaciones desesperadas requiere medidas desesperadas. Tras debatirlo arduamente con la mesa chica (María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta, Marcos Peña y Jaime Duran Barba) durante todo el sábado, Mauricio Macri decidió eliminar diez ministerios y degradarlos a Secretarías que serán absorbidas por Carteras primarias, en pos de reducir el gasto y permitirse soñar con el equilibrio fiscal. Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, afuera.

Con el gradualismo fosilizado, una economía en terapia intensiva, los fantasmas de la crisis merodeando los pasillos de la Casa Rosada y con escaso margen de error, el Gobierno prepara su última jugada para encauzar el rumbo de una gestión signada por las excusas, los errores de diagnóstico y las adversidades climáticas.

Tras decidir el regreso del esquema de retenciones a las exportaciones y el nuevo impuesto al turismo en el exterior, Macri y los suyos decidieron reducir el gabinete a la mitad. Para ello, los ministerios de Ciencia y Tecnología, Cultura, Energía, Agroindustria, Salud, Turismo, Ambiente, Trabajo y Modernización serán degradados en sintonía con el ajuste y la política de austeridad exigida por la armada de Christine Lagarde.

Quintana, Lopetegui y diez ministerios: sacrifica Macri a su núcleo de acero para pasar la crisis

Además, ante el reclamo incesante del Círculo Rojo por la cabeza del jefe de Gabinete, la primera línea del PRO (ni el radicalismo ni Carrió fueron invitados al cónclave) decidió sacrificar a Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, como un símbolo de paz para alcanzar la tregua que suplican Luis Toto Caputo y las reservas del Banco Central.

Si fuese por Macri, los dos vicejefes de Gabinete lo acompañarían hasta el final, pero la situación desborda al entorno presidencial.

Si fuese por Macri, los dos vicejefes de Gabinete lo acompañarían hasta el final, pero la situación desborda al entorno presidencial. Ante la necesidad de responder a los mercados, el oficialismo se plantea recrear lo primero que el Presidente disolvió cuando llegó al poder: un superministro de Economía. 

Según trascendió, el nombre propio para sacarle el freno de mano al gradualismo y llevar adelante el plan te contigencia -que exige más shock- sería el ex titular del Banco Nación, Carlos Melconian, quien traza el camino económico aunque su placa no esté al frente de ningún palacio ministerial. Enemistado con el entorno de Marcos Peña, el hombre que avisó que todo se podía "ir a la mierda" sabe que el primer mandatario puede perder a sus ojos -tal como describió a Quintana y Lopetegui- pero no a Marcos. En ese sentido, se abre el camino a una convivencia forzada entre la ciencia de la ortodoxia y la de las urnas.